Peluquería africana: refugio de la masculinidad negra


Dice Santiago Alba Rico en su artículo Bares que “si está cerrado el tribunal o la consulta del psiquiatra, nos refugiamos en el bar”. Además el filósofo y escritor aporta que «cada español tiene su propio bar y su propio equipo de fútbol». En África, la peluquería es el bar español. Ese “espacio público íntimo” como describía el nigeriano Andrew Esiebo. Otro compatriota, esta vez el multidisciplinario Inua Ellams, ha llevado al escenario una obra de teatro que tiene a las peluquerías como punto de encuentro.

Wiriko tuvo la oportunidad de asistir al estreno de Barber Shop Chronicles en el Teatro Nacional de Londres. Dirigida por Bijan Sheibani, la pieza es un proyecto concebido para hablar sobre la masculinidad del hombre negro tanto en el continente como en la diáspora. Ellams compone un tratado de filosofía callejera y experiencias vitales a través de diferentes historias entrelazadas en distintos lugares del África anglófona. 9 actores ponen en escena unas situaciones reconocibles en cualquier barbería y que son el fruto de los viajes del autor para documentar la pieza teatral.  Las crónicas inician un recorrido que se inicia en Lagos y continua en Accra, Kampala, Johannesburgo y Harare. Pero la conexión de todas estas escenas están en la peluquería Three Kings de Peckham, barrio londinense conocido como “la pequeñas Nigeria”. Allí se reúne algún familiar, un conocido, un amigo de un amigo. Y todo transcurre en un mismo día de abril de 2012 con el mundo del deporte pendiente de la semifinal de Champions League entre Chelsea y Barcelona.

La jornada comienza antes de las 6 de la mañana en Lagos cuando un joven necesita un urgente corte de pelo antes de una entrevista de trabajo. Se traslada a Accra donde un padre primerizo busca consejo sobre su cómo afrontar la paternidad y el viaje se alarga hasta Kampala para discutir cómo las leyes antihomosexuales están afectando las exportaciones del país. En Johannesburgo un vecino arremete contra Mandela por defraudar a su pueblo al dejar impune a los partidarios del apartheid y el chimurenga, género musical zimbabuense, es el tema a debatir en Harare. Ellams nos lleva por el continente pero siempre vuelve a Londres donde la trama principal se centra en la tensa relación entre Samuel y Emmanuel.

Barber Shop Chronicles es una recopilación de instantáneas compartidas en torno a un cortapelos. El texto se acelera para la burla, se incendia en el debate político, social y religioso y se detiene a la hora de admitir la culpa. La audiencia es testigo de unos diálogos que van más allá de la cotidianidad. La peluquería es el bar para miles de africanos que hablan sin concesiones y sin miedos. Y el peluquero escucha, asiente y niega.

El servicio no se limita a un simple corte de pelo. Se va a pedir consejo sobre relaciones amorosas, las diferencias generacionales o cómo iniciar el último gran negocio para hacer dinero. Pero también hay cabida para aliviar las preocupaciones. ¿Por qué se evita hablar de la salud mental de unos hombres enfrentados al racismo, la migración o los secuelas de una herencia colonial? ¿Cuáles son las expectativas que tiene la sociedad puesta el hombre negro?

La obra de teatro también profundiza en la búsqueda de la identidad. «¿Puedo venir mañana? Sólo para sentarme y hablar”, dice Ethan, uno de los personajes que bien puede ser el alter ego de Ellams. El autor, al mudarse a Londres, vio cómo la comunidad afrocaribeña de Peckham lo invitaba a pasar las horas en la peluquería y el personaje es una representación de todos esos jóvenes que no sólo van a cortarse el pelo sino luchar contra la soledad, enfrentarse al choque cultural y buscar la identidad de un joven negro en el Reino Unido. Y entre bromas se aparenta pero se echa de menos el hogar porque “todos somos huérfanos fuera de África, de nuestra tierra”

Por eso Inua Ellams lleva las historias África y las hace identificables en cualquier ciudad del continente. Cambia la escenografía, los personajes, el huso horario pero no las conversaciones e inquietudes de unos hombres que se preguntan qué significa ser un hombre negro. Y en la búsqueda siempre hay una peluquería que sirve de anecdotario y un peluquero al que calentarle la oreja. Porque “incluso en las malas épocas, el peluquero siempre está disponible para la comunidad”.

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Javier Domínguez

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y periodista freelance asentado en Sevilla. Ha vivido en Chile, Malawi y el Reino Unido y colabora con varios medios como El País, eldiario.es y El Salto. Escribe sobre temas de actualidad, cultura, desarrollo sostenible, derechos humanos, viajes y gastronomía.
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  1. […] Las peluquerías tanto en el continente como en la diáspora son un refugio para la masculinidad neg…. Desde el punto de vista femenino “los salones son lugares para la comunidad, de terapia y donde cabe la confidencialidad y la confesión. Sin embargo, no importa lo que hagas con tu pelo que siempre habrá alguien que te diga que está mal”, explica Kampire Bahana a Wiriko. […]

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