10 años de fusión de Tavaziva Dance

Bawren Tavaziva es un bailarín que ha sabido combinar los bailes tradicionales africanos con la danza contemporánea. Ahora, cuando su compañía, Tavaziva Dance, celebra su décimo aniversario, el zimbabuense presenta Tavaziva Ten, una propuesta que recoge sus mejores producciones en estos 10 años.

Tavaziva Ten es un espectáculo de fusión que seduce y vibra y deja con ganas de aventurarse más detalladamente en esta retrospectiva puesta en el escenario. “Son 5 minutos por pieza pero en la que cada una habla por sí sola y contienen su propia fuerza”, describe el director artístico de la compañía de danza que recibió a Wiriko horas antes de su actuación en el teatro Gulbenkian de Canterbury (Reino Unido).

Bawren Tavaziva posa para Wiriko. Foto: javidmgz

Bawren Tavaziva posa para Wiriko. Foto: javidmgz

“Entiendo bien la danza tradicional africana y la contemporánea, las fusiono y creo un nuevo lenguaje”, describe Tavaziva de su propio trabajo y pone un ejemplo: “una idea como los leones, con movimientos contemporáneos y acompañados de música africana”.

Criado a las afueras de Harare, este bailarín y coreógrafo se pasó su niñez viendo videoclips de Michael Jackson y de New Edition. Entusiasmado por los movimientos que admiraba en la pequeña pantalla no tardó mucho en crear su propio grupo junto a 4 amigos. “Tomábamos ideas de lo que veíamos en la televisión. Teníamos una imagen en la cabeza durante toda la semana y a partir de ella improvisábamos para crear la nuestra”, recuerda Tavaziva.

“Siempre quise ser Michael Jackson”, comenta con una sonrisa el coreógrafo que nunca supo hasta dónde le llevaría la danza. Probó inicialmente con la música pero el Ballet Nacional de Zimbabue comenzó a desarrollar talleres en aquel mismo centro comunitario donde Tavaziva ensayaba los pasos de baile de sus artistas favoritos. “Tenía mucho interés en aprender distintos estilos aunque las acrobacias eran por lo que más me decantaba en aquella época. Sin embargo, no dejé de lado el ballet y la danza contemporánea”, apunta Bawren sobre sus inicios.

Continuó su formación en Zimbabue hasta que conoció al coreógrafo Neville Campbell en una visita del británico al país africano en 1991. Campbell, que era por aquel entonces y con tan sólo 26 años el director artístico de Phoenix Dance, creó la compañía zimbabuense Tumbuka y provocó una gran impresión en el joven Bawren. “Es la persona más creativa que he conocido. Me dio la inspiración para querer dedicarme a esto y ser coreógrafo”, expresa Tavaziva quien desde ese momento tuvo como objetivo unirse a la compañía de danza inglesa Phoenix.

Cumplió su sueño y pasó en Phoenix un año y medio tras dejar su país natal e inmigrar al Reino Unido. “Es difícil vivir de la danza en África. Es un problema de fondos”, explica Bawren quien además enfatiza el cambio de visión de las sociedades africanas sobre el baile. “Ahora hay más oportunidades. Antes la gente pensaba que sólo era una costumbre comunitaria, una celebración”, dice Tavaziva.

En 2004 llegó el reconocimiento británico a su trabajo. Con la producción Umdlalo Kasisi, Tavaziva se acercó al sida y los afectados por una enfermedad que se cobró la vida de su hermana. La coreografía le llevó a ser finalista de la primera edición de los premios de danza más prestigiosos de Reino Unido, los Place Prizes, que en aquella ocasión ganaría el español Rafael Bonachela.

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Ese mérito le proporcionó los suficientes fondos para iniciar el camino en solitario, con Tavaziva Dance, y dedicarse a hablar de las realidades de África. “Sólo pongo en práctica lo que he vivido ya que mis trabajos son más poderosos si sé de lo que estoy hablando”, describe Tavaziva sobre las producciones que ha realizado desde la fundación de su compañía en 2004. Así se recoge en obras como Mandla (2006) en honor a Nelson Mandela y donde muestra los estragos de aquellos privados de la libertad o en Sinful Intimacies (2009) donde además la danza fomenta el debate entre tradición, cultura y los contextos actuales. Una herramienta para derribar muchos tabús como se refleja en estas “intimidades pecaminosas” de una pareja homosexual a través de una coreografía sensual y apasionada.

Política, sexualidad, libertad o corrupción son algunos de los temas temas que Tavaziva ha llevado a los escenarios en estos 10 años a la par que se ha dejado patente los paisajes, los sonidos y la fauna del continente. Con el trabajo Sensual Africa (2012) se adentró en las danzas de Malawi mientras que en Wild Dog (2009) el coreógrafo puso en evidencia la precaria situación de una de las especies características de África.

“Mi trabajo se enfoca en los seres humanos”, dice rotundo Tavaziva quien además añade que “es un lenguaje que habla más allá del color”. Sin embargo, el coreógrafo afirma que la temática de sus producciones pueden ofender a mucha gente en su natal Zimbabue.

Tavaziva echa de menos su país pero no lo visita desde que realizó My friend Robert (2009), una producción política que retrata la trayectoria presidencial de Robert Mugabe. “Sabía las consecuencias que traía pero tenía que hacerlo”, dice el coreógrafo que no ha ido a Zimbabue desde entonces. “Si voy tendré problemas o me veré envuelto en un accidente. Esa es la manera en la que matan”, explica Tavaziva.

De toda esta trayectoria con Tavaziva Dance, el director artístico se queda con Greed (2013) un trabajo que reflexiona sobre las complejidades del dinero, el poder y la religión y las sutiles diferencias de estas temáticas en África y en las culturas occidentales. “De elegir una, elegiría Greed porque representa el 666, la marca del diablo. Está basada en el miedo, en los pecados. Y de los cuales la codicia este presente gran parte de nuestras vidas”, explica Tavaziva.

Ahora con el 2014 a punto de terminar y tras la gira de Tavaviza Ten, el coreógrafo no descansa. Sigue constantemente impartiendo talleres semanalmente en un colegio de Londres para fomentar la danza entre los chicos de entre e 14 y 19 años. Con ellos se ha formado la iniciativa conocida como Tavaziva Male“Devuelvo la oportunidad que me dieron a mí. Además ayudamos a niños que les gusta el baile , ya que no hay muchos en la industria, para que puedan ir a escuelas profesionales de danza o realizar otros proyectos”, dice Tavaziva.

Bawren Tavaziva ya tiene las miras puestas en su nuevo proyecto. “Voy a hacer AfriCarmen. La Carmen de Bizet asentada en Guinea Ecuatorial”, desvela Tavaziva a Wiriko y que empieza a preparar a principios del próximo año.

 

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Javier Domínguez

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y periodista freelance asentado en Sevilla. Ha vivido en Chile, Malawi y el Reino Unido y colabora con varios medios como El País, eldiario.es y El Salto. Escribe sobre temas de actualidad, cultura, desarrollo sostenible, derechos humanos, viajes y gastronomía.