Fez vuelve a encender la llama sagrada de la música

Inauguración del 23º Festival de Músicas Sagradas de Fez, el pasado 12 de Abril. Fotografía Gemma Solés i Coll/ Wiriko.

Con sus ya 23 ediciones, Fez se ha convertido en un enclave irreemplazable de la arena cultural gracias a uno de las citas musicales más destacadas a escala internacional: el Festival de Músicas Sagradas de Fez.

Toda su riqueza y multiculturalidad, sedimentada en sus edificios, calles, puertas, gastronomía y sociedad, ha sido reconocida por la UNESCO, que la declaró Patrimonio Mundial de la Humanidad en 1981. Y es que Fez ha trascendido por ser un lugar de acogida y convivencia a través de los siglos. En el año 818, un gran número de andaluces emigraron a Fez tras la Revuelta del Arrabal, en Córdoba. En 824, otra rebelión, en Túnez, hizo que la ciudad acogiese a una gran cantidad de árabes, mayoría étnica a partir de entonces. Y ya en el siglo XV, los judíos sefardíes se instalaron aquí, creando juderías urbanas que estarían en funcionamiento hasta entrado el siglo XX.

Por eso no es de extrañar que esta ciudad marroquí sea hoy un enclave único para el encuentro espiritual de diferentes tradiciones y pueblos. Un crisol de culturas que encuentra una forma de expresión a través de lazos históricos que África, Oriente Medio, Asia y Europa han ido tejiendo en un lienzo inmaterial que hoy se hace evidente en el lenguaje universal de la música.

La 23ª edición del Festival de Músicas Sagradas de Fez (12-20 de mayo)

Con expectación, opulencia y fuertes medidas de seguridad, la alfombra roja inauguraba la noche del viernes 12 de mayo, con la presencia de diplomáticos y prensa internacional, junto a cientos de privilegiados acomodados en palcos de una imponente y señorial Plaza Bab Almakina. Con la asistencia de la princesa Lalla Salma, consorte del rey Mohammed VI, y de Dominique Ouattara, esposa del actual presidente de Costa de Marfil, el evento cultural se transformó en un auténtico acontecimiento regido por el protocolo y la vigilancia.

La tensión se diluyó rápidamente en cuanto el mapping, los actores, actrices y músicos empezaron a iluminar las paredes del recinto y la palestra para recorrer la historia de la humanidad y sumergirnos en la mitología del agua, tema central de este año. La historia del diluvio, el profeta Jonás o el Espíritu del Agua de tradiciones como la amazónica, griega o la egipcia, impregnaron al espectador en una gala que recorrió referencias bíblicas, coránicas y sufíes con el acompañamiento de una orquesta de doce músicos y la participación de intérpretes marroquíes, malienses, kuwaitíes, egipcios, brasileños, españoles, franceses, griegos, indios o iraníes. China, invitado de honor de esta edición, tuvo un peso importante durante la noche, donde no faltaron las acrobacias y el baile, y en la que sorprendieron sinergías como las que protagonizaron los Silbadores de la Isla de la Gomera junto a los Sopladores del Alto-Atlas.

Inauguración del 23º Festival de Músicas Sagradas de Fez, el pasado 12 de mayo. Fotografía: Gemma Solés i Coll / Wiriko.

Mientras en Bab Almakina todo parecía lujo y solemnidad, la Fez más local, la que no puede permitirse una entrada al festival –en Marruecos, más del 15% de la población vive con menos de 3 euros al día y casi el 40% de los jóvenes urbanos están desempleados– celebraba el Festival en la ciudad en la vecina Plaza de Boujloud. Un espacio que estará activo cada noche hasta la clausura del festival, el próximo sábado 20 de mayo.

Una mujer marroquí mendiga delante de la puerta de una mezquita, en la Medina de Fez. Fotografía de Gemma Solés i Coll / Wiriko.

Los conciertos más destacados del 23º Festival de Músicas Sagradas de Fez:

La pirotecnia musical está servida desde el sábado 13 en diferentes enclaves de la ciudad. Si el mismo sábado podíamos disfrutar del pianista nómada francés Marc Vella en los Jardines Jnan Sbil, la joven instrumentista china LingLing Lu nos daba una clase magistral de erhu (violín chino) y pita (laúd) en el marco del impresionante patio interior del Riad Dar Ben Souda. Un concierto que fue intimista y mágico, y que permitió a menos del centenar de asistentes, penetrar en la técnica purista de una joven prodigiosa. La noche la cerraba la ópera china Wu Du Zhejiang con un espectáculo histriónico en Bab Almakina.

Lingling Yu en el 23º Festival de Músicas Sagradas de Fez. Fotografía de Gemma Solés i Coll / Wiriko.

La tarde del domingo sintetizaba el alma de la selva amazónica en los jardines Jnan Sbil con el espíritu indígena de Marlui Miranda y las danzas y la poesía berber de Inouraz en Dar Adiyel. Sin embargo, el plato fuerte de la noche fueron Songhai, el proyecto que nació en 1988 de la mano del flamenco de los españoles Ketama y de la kora del maliense Toumani Diabaté. Casi 30 años después de ese revolucionario trabajo, que repitió segunda parte en 1994, Songhai se volvieron a reunir en Fez, aunque sin Antonio Carmona y junto al contrabajista Javier Colina, para volver a decirle al mundo que Andalucía y África Occidental, los gitanos y los bambaras, tienen un pasado común que hoy se hace evidente a través de la música.

Songhai, tras el concierto que ofrecieron en el 23º Festival de Músicas Sacras de Fez. Fotografía: Gemma Solés i Coll / Wiriko.

Ayer lunes, el podio de audiencia se lo llevó el bluesman Eric Bibb, y hoy, la lira griega de Stelios Petrakis Quartet o el encuentro franco-marroquí Taziri le volverán a hacer sombra a la diaria sesión de cines que acoge el Instituto Francés de Fez. El icono del pop libanés Yasmine Hamdan, que actúa el miércoles, el concierto del virtuoso de la guitarra flamenca Vicente Amigo el jueves 18, o el proyecto cubano-marroquí de Aziz Sahmaoui, prometen volver a conseguir que Fez se perpetúe como cita anual imprescindible para todo melómano y melómana.

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Investiga y escribe sobre ciudades africanas, derechos humanos y música. Le mueve la creatividad con la que construye futuro la juventud africana en contextos urbanos, especialmente en África del Este. Sus campos de trabajo son el periodismo escrito y radiofónico, la investigación o la gestión cultural. Cofundadora de Wiriko y coordinadora de Seres Urbanos (EL PAÍS), actúa como consultora independiente para entidades del tercer sector y actualmente, es Técnica de Cooperación Internacional en el Ayuntamiento de Girona. Licenciada en Filosofía (UB), posgraduada en Estudios Africanos y Desarrollo (UPF) y máster en Culturas y Desarrollo en África Subsahariana (URV).
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  1. […] es de propiedad africana y española”, explica el maestro de la Kora, Toumani Diabaté, desde el Festival de Músicas Sagradas de Fez, donde la banda formada por el maliense y Ketama, ha mostrado una vez más que la magia existe. […]

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