África: banda sonora 2015 (VII)

Portada del primer álbum de Loh! Kouyaté, Loundo (2015).

Portada del primer álbum de Moh! Kouyaté, Loundo (2015).

Proveniente de una família de griots de Conakry, Moh! Kouyaté ha consagrado toda su vida a la música. Desde que a los doce años su abuela le regalara un pequeño ukelele hecho a mano que compró en el mercado y se pusiera a tocar de forma totalmente autodidacta, Moh! decidió dedicarse profesionalmente a la música. Pero cuando, en 2003, Corey Harris y Martin Scorsese grabaran The Blues, Feel Like Going Home de Mali al Mississippi, a Moh! Kouyaté se le abrieron de par en par las ventanas de la industria al otro lado del Atlántico. En 2006 se iría de gira por Estados Unidos con su balafon, instrumento mandinga, y su guitarra. A la vuelta, se estableció en París, y trabajó en bandas de músicos de la talla de Fatoumata Diawara o Sia Tolno. Y a principios de año, por fin, editó su primer larga duración: Luondo (Foli Son / L’Autre Distribution, 2015).

Luondo, que significa ‘un día’ en malinké, nos desgrana los secretos del éxito de un joven músico guineano que es un embajador más de la música africana fuera de África. Luondo, es casi una compilación de los sonidos que han acompañado al artista desde hace casi dos décadas. A T’en vas pas ça va pas, una canción dedicada a la migración y la reacción de aquellos que hay que dejar atrás, se le suman la balada rock Luondo, el afrobeat de Yarré o el single principal de su álbum, Yéllé. Un disco que expresa la diversidad cultural de un músico que utiliza soussou, malinké, djahanké, pular o francés para hablar sobre la vida en el exilio, la lucha para tirar adelante o la dureza de la vida lejos de casa. Pero que reboza todas sus piezas con un barniz especial de optimismo y esperanza que se puede leer entre líneas en la entrevista que nos ofrece en exclusiva.

Guinea es un país con una gran producción musical. ¿Cuáles son tus músicos preferidos?

Podría mencionar muchos. Por supuesto Mory Kante, Bembeya Jazz, y su líder guitarra Sekou Bembeya o Ousmane Kouyaté, guitarra líder de Salif Keita o Sory Kandia Kouyaté que murió a principios de los años 70, y que hacía magia con su música.

Con la actividad musical frenética que tienes desde hace ya una década, ¿por qué has tardado tanto tiempo en lanzar tu primer disco?

Al llegar a Francia, el hecho de que provengas de un país africano, hace que se te considere como un principiante, tengas el bagaje que tengas. Así que, me tomó tiempo encontrar las personas correctas, hacer bien la producción, etc. Aunque de todos modos, yo quería hacerlo lo mejor posible, sin prisas.

… ¿Como principiante? Tu carrera como músico no era solo dilatada sinó que te habías estado codeando con la crème de la crème de la música africana establecida en París, ¿no?

No solo esto. Con mi banda, Conakry Cocktail, que fundé en 2002, toqué en todos los lugares posibles de la capital guineana. En grandes hoteles y clubs. Fue un trabajo duro pero muy feliz, con mis hermanos, como Petit Kandia o Ba Cissoko. Después de esto, ya en París, acompañé a Fatoumata Diawarra y a un montón de otros músicos. Empecé a realizar algunos shows en París, para ampliar mi propio público, paso a paso. Me tomó mucho tiempo generarme una audiencia, por eso tardé tanto. Pero a día de hoy, estoy muy satisfecho de la acogida que tengo en Europa.

Hablando de tu trabajo en Conakry. Tu carrera está muy ligada a la tradición griot de tu familia. Eres considerado un elemento muy importante en una generación de artistas africanos que mezclan tradición con modernidad. ¿Cómo es este encuentro para tí? 

Decimos «djeli» en realidad. Griot es una expresión francesa. Ser un djeli significa que recoges los valores culturales del patrimonio de la familia. Los djeli facilitan que la gente viva en armonía, promovemos la solidaridad, y con las canciones nuestro objetivo es educar y consolar al pueblo ante cualquier tipo de conflicto. Se puede hacer de una manera moderna, con instrumentos electrificados. Eso es lo que trato de hacer, llevar la tradición a través de un discurso moderno.

¿Y en quién te inspiras para conducir tus mensajes tradicionales a través de lenguajes modernos?

En primer lugar, en todos los grandes músicos Mandinga como Ousmane Kouyaté o Sekou Bembeya. George Benson es una de mis influencias más importantes. Fue una revolución para mí escuchar su música por primera vez. Ben Harper, también es una importante fuente de inspiración. Y muchos más, BB King, Carlos Santana … Por supuesto Jimi Hendrix, pero éste es demasiado!

¿Y cómo es tu vida en París? ¿Como consigues conciliar tu parte guineana con tu parte francesa? 
Hoy en día, vivo entre dos mundos. Tengo un pie con amigos y músicos franceses (mi baterista y bajista son franceses, vienen del mundo del rock, el pop y la música de jazz), y otro pie en el mundo guineano, con hermanos y amigos guineanos establecidos en París que también se dedican a hacer música. Me gusta vincular estos mundos, que están separados pero se encuentran en la misma ciudad. Así que intento acercarlos. Esa es mi vida diaria!

¿Y te gustaría volver a Guinea? ¿Crees que tu carrera se podría desarrollar en casa?

Vuelvo a Guinea casi una vez al año. Lo necesito. Pero es absolutamente imposible vivir en Guinea si solo puedes tocar a nivel local, incluso si solo puedes tener conciertos en África. Es por eso que la mayoría de músicos africanos profesionales viven en Europa, o en otras partes del mundo, sea en el Sur o en el Norte. Espero poder ayudar a desarrollar contextos profesionales con el fin que sea más fácil para los artistas trabajar y ganarse la vida con la música. Pero necesitamos construir salas de conciertos, estudios, organizar mejor la recogida de dinero a partir de leyes realistas para proteger los derechos de autor…

¿Crees que por culpa de la mala gestión de los estados y por la falta de protección de los artistas, África está perdiendo a su talento local?

África no pierde su talento, simplemente el talento africano está obligado a llevar su música a otras partes del mundo para poder vivir de ella. A veces es un trabajo muy duro. Tocar debe ser solamente algo que los artistas hacen, pero no como necesidad, lo que sucede en la actualidad. Solo tenemos una elección, movernos fuera de África como yo hice. Pero creo que mi experiencia podrá ayudar a los artistas locales algún día! Le debo mucho a mi país, a mi cultura mandinga!

Sin embargo, África está llena de músicos y de programadores y emprendedores del sector que se arriesgan a invertir dinero en ello. Quizás no en Conakry pero tenemos varios ejemplos de ciudades donde el negocio de la música funciona muy bien como en Lagos, Johannesburgo o Dakar. ¿Crees que eso que decía Obama en su última visita en Nairobi y Addis Abeba, de que «No tenéis que hacer lo que hizo mi padre y dejar vuestros hogares para obtener una buena educación y acceso a oportunidades. Debido a vuestro progreso, debido a vuestro potencial, podéis construir vuestro futuro justo aquí, justo ahora», empieza a hacerse realidad o todavía es una utopía? 

Bueno, excepto, quizás, ciertos casos como Senegal, en la parte central y occidental de África, todos los músicos que viven exclusivamente de la música es gracias a sus giras por el Norte o gracias a haber firmado con grandes empresas o discográficas. Estamos llenos de esperanza para el futuro y somos conscientes de nuestras potencialidades. Pero, en la actualidad, puedo afirmar que no es posible vivir de la música en África occidental sin trabajar en el extranjero, si no es de forma permanente, al menos de vez en cuando. Con la venta de CDs, por ejemplo, no hay suficientes leyes u organizaciones que protejan la industria de la música a nivel panafricano. Y en referencia a los conciertos y actuaciones, falta una infraestructura potente. Todos somos igual de optimistas que el presidente Obama, todos sabemos que han habido muchas mejoras en la industria, pero el objetivo aún no se ha hecho realidad. No es que crea que se trate de una utopía, es solo una cuestión de tiempo que encontremos la fórmula que nos permita desarrollar las cosas de una manera realmente productiva para los artistas africanos».

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Investiga y escribe sobre ciudades africanas, derechos humanos y música. Le mueve la creatividad con la que construye futuro la juventud africana en contextos urbanos, especialmente en África del Este. Sus campos de trabajo son el periodismo escrito y radiofónico, la investigación o la gestión cultural. Cofundadora de Wiriko y coordinadora de Seres Urbanos (EL PAÍS), actúa como consultora independiente para entidades del tercer sector y actualmente, es Técnica de Cooperación Internacional en el Ayuntamiento de Girona. Licenciada en Filosofía (UB), posgraduada en Estudios Africanos y Desarrollo (UPF) y máster en Culturas y Desarrollo en África Subsahariana (URV).