La africanización de la música taarab en Zanzíbar (s.XX-S.XXI)

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3ª Edición del Curso Introducción a las expresiones artísticas y culturales del África al sur del Sahara

Por Rosa Pérez

La palabra taarab proviene del árabe y significa emoción, estética, música, éxtasis. En la música árabe, el concepto de ‘taarab’ alude a la transformación emocional que evoca la música en quien la escucha por la combinación de la voz, el texto de la canción y la representación.

Uno de los músicos de Culture Musical Club, de Zanzibar, tocando el qanun, instrumento tradicional de la músic taarab. Foto de Adrian Bischoff.

Uno de los músicos de Culture Musical Club, de Zanzibar, tocando el qanun, instrumento tradicional de la músic taarab. Foto de Adrian Bischoff.

Los orígenes de la música taarab en Zanzíbar:
El pueblo de Zanzíbar reconoce la influencia de la música árabe a través de cientos de años de contacto, pero no es hasta el año 1870, con el comienzo del reinado del Sultán Barghash Bin Said, el tercer sultán omaní en tomar el trono desde 1832, que se señala una fecha específica en la historia del taarab de Zanzíbar.

Se considera que fue el Sultán Barghash Bin Said quien introdujo el taarab en la isla. Envió a un hombre de Zanzíbar llamado Mohamad Bin Ibrahim al Cairo para que estudiara y aprendiera de los maestros egipcios. A su regreso, Ibrahim se convirtió en el músico de la corte del sultán y enseñó a otros músicos locales lo que había aprendido en El Cairo. Estos deleitaban al sultán y a sus invitados con su música en el palacio Beit-ElAjaib después de comer y a los curiosos que se congregaban fuera del palacio para disfrutar de la música.

En 1905, surgiría ‘Ikhwani Safaa’ (Hermandad de la Pureza), el primer grupo de taarab de Zanzíbar, que hoy en día se yergue como una de las orquestas más antiguas de África.

Siti Binti Saad, la madre del taarab

La biografía de Siti Binti Saad refleja la realidad y las transformaciones que ocurrieron en Zanzíbar a finales del siglo XIX y principios del XX. Siti Binti Saad nació en 1880 en Fumba, un pequeño pueblo al sur de la isla, de padres esclavos, con el nombre de Mtumwa, que se traduce literalmente como esclava o sirvienta. En 1911, catorce años después de la abolición de la esclavitud, Mutumwa Binti Saad se trasladó a Zanzíbar, al barrio Ng’ambo (“Al otro lado”) en busca de mejores oportunidades. Allí entró en contacto con músicos y laudistas que le enseñaron árabe y a modular su voz. Más tarde se uniría a un grupo de músicos reconocidos, con los que cantaba para familias árabes adineradas y pronto “ninguna ocasión se consideraba exitosa, ya fuera una boda o un bautizo, entre la élite de Zanzíbar, si no actuaba Siti” (Fair, 1998). Su fama era tal, que en 1928 la discográfica HMV invitó a Siti Binti Saad y a los miembros de su banda a viajar a Bombay para grabar un vinilo. Se convirtió así en la primera artista procedente de África del Este en producir un vinilo y la primera en cantar taarab en swahili.

Siti grabó hasta 250 canciones. Las 56 canciones comprendidas en los 28 vinilos que se lanzaron a raíz del primer viaje a Bombay, habían vendido 23.000 copias en 1931.

De Siti se ha dicho también que dio voz a los sin voz. Usó la canción en lengua swahili para representar las alegrías y las penas de la vida diaria en Ng’ambo, así como para criticar los actos de injusticia a los que se sometían sus amigos y vecinos, de ahí su popularidad. Entre sus muchas canciones, algunas de las más recordadas son las que trataban de los juicios durante la época colonial como “Wala Hapana Hasara” (No hay pérdida) que conmemoraba la condena a trabajos forzados de Mselem, un adinerado funcionario público que abusaba de su posición para explotar a los pobres.

«No existe el pedigrí (…) Para tu opresión contra los pobres y deja de robarlos (…) El pueblo no debe ser engañado y se debe crear un recuerdo para que este no abandone sus corazones».

Otra composición famosa de Siti Binti Saad fue “Kijiti”, que documenta la violación y el asesinato de una mujer de Dar es-Salam en su visita a Zanzíbar a manos de un hombre llamado Kijiti.

Taarab asili

CMC Touring Ensemble 15 musicians(1)Tras la muerte de Siti Binti Saad en 1950, surgieron múltiples grupos de taarab. Los dos grupos más destacados son Culture Musical Club (en la imagen), Malino y la cantante por excelencia, Bi Kidude. Todos ellos se engloban dentro del Taraab Asili, el taarab original que se caracteriza por la poesía de sus elegantes y enigmáticas letras, las grandes orquestas que recuerdan a las grandes bandas egipcias de las películas, con laúdes, violines, qanun, acordeones, etc. A principios de los años 60, existían alrededor de 20 grupos de taarab afincadas en la ciudad de Zanzíbar; la mayoría formados por mujeres, entre los cuales existía una gran competitividad.

Como parte de la reorganización cultural que trajo consigo la revolución socialista de 1964 en Zanzíbar, el gobierno tomó el control directo de los clubes y la producción de música taarab. En ese mismo año, el partido en el gobierno, el ASP (Afro Shirasi Party), fundó una compañía nacional de taarab “Culture Music Club”, como herramienta para propagar el nacionalismo. Como resultado de estas medidas del gobierno, las mujeres perdieron el control sobre el taarab como actividad social y de ocio, y pasó a estar dominado por los hombres.

El taarab moderno o rusha roho

Mohammed Issa Matona, leyenda de la música taarab.

Mohammed Issa Matona, leyenda de la música taarab.

Rusha roho literalmente significa ‘hacer al espíritu volar’, y es lo que se denomina de manera más simple como taarab moderno. Este empezó a ganar popularidad en los años 90 de la mano de jóvenes músicos, como el nieto de Siti Binti Saad, Haji Omarquien, viendo el éxito que estaban teniendo algunas bandas más pequeñas en Dar Es Salaam, quiso crear una nueva generación de fans de taarab. Haji formó el grupo East African Melody, uno de los mayores representantes de rusha roho en Zanzíbar. En febrero de 2002 se creó además la banda Zanzibar Stars Modern Taarab, que compite muy de cerca con el grupo de Haji por el número uno.

En este contexto moderno, las grandes bandas como Culture Music Club, originalmente apoyadas por el estado, ahora tienen que buscar vías de financiación privadas o aprovechar el interés internacional por la música étnica y el florecimiento del turismo en Zanzíbar para persistir.

A diferencia del tradicional asili, en el taarab moderno la música de los instrumentos como el laúd o el qanun se sustituye por el teclado, lo cual anima al público a levantarse y bailar. La reducción del número de instrumentistas ha facilitado a las bandas realizar más giras por la región, lo que se ha reflejado en la popularidad de los grupos. Las letras siguen siendo el elemento central, aunque son ahora más directas y ‘atacan’ al otro. Se podría decir que se alejan de los tabús y de la estructura más rígida de la poesía tradicional del taarab asili, son ricas en slang y léxico vulgar. Mantienen ese carácter competitivo presente en la música swahili y siguen amenizando bodas y eventos. Se trata de temas más bailables, expuestos a mayor difusión y diversidad de público a través la radio, los cassettes, las nuevas tecnologías y las dos citas más importantes para la escena del taarab en Zanzíbar: el festival anual de cine ZIFF y el de Sauti za Busara.

Conclusión

Del palacio del Sultán al barrio popular de N ́Gombo en Zanzíbar, las canciones y los vinilos de Siti Binti Saad simbolizan el papel de Zanzíbar como fuerza modernizadora a principios del S.XX, difundiendo la música taarab, sus enseñanzas y su poder de africanización desde Zanzíbar hasta Kinshasa de la mano de la tecnología-el gramófono- y la legendaria voz de Siti Binti Saad. El gran legado de artistas como Siti Binti Saad, o Bi Kidude y de orquestas como Ikhwani Safaa o Culture Music Club han influido enormemente a las nuevas generaciones de músicos del taarab en Zanzíbar y a la cultura swahili en general. Hoy en día se trata de un taarab moderno que se ha adaptado a las reformas políticas, a la transformación cultural, reestructurándose para responder a las exigencias del mercado actual y que mira hacia la comercialización y a la globalización, manteniéndose como un género vivo, vigente y a la vez muy arraigado en la sociedad de Zanzíbar.

Bibliografía:
– ‘IT’S JUST NO FUN ANYMORE: Women’s experiences of taarab before and after the 1964 Zanzibar Revolution’ – by Laura Fair – International Journal of African Historical Studies, Vol. 35 no 1 (2002).
– “Taarab, Introduction”: http://zanzibar.net/music_culture/music_styles/taarab/
– “History of Taarab”: http://www.zanzibarmusic.org/traditional_taarab_history.php
– Taarab Music in Zanzibar in the Twentieth Century: A Story of ‘Old is Gold’ and Flying Spirits,Janett Top Fargion, 2014.
– Performing the Nation: Swahili Music and Cultural Politics in Tanzania, Kelly Askew, 2002.
– Women and the Africanisation of Taarab in Zanzibar, Janet Topp, 1992.
– Music, Memory and Meaning: The Kiswahili Recordings of Siti Binti Saad, Laura Fair, 1998.
– Continuity and Change in ZanzibariTaarab Performance and Poetry, Flavia Aiello Traore, 2004.
– “Verba Africana Digitial Materials”, Irene Brunotti: http://www.hum2.leidenuniv.nl/verba-africana/swahili/main.htm
Filmografía:
– As Old As My Tongue, Andy Jones, 2008.
– I Shot Bi Kidude, Andy Jones, 2015.

Rosa Pérez Herrero

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