Peter Mawanga: “En Malaui tengo una tribuna que muchos no tienen”

El cantautor malauí es considerado el embajador de los problemas sociales de su país

Originario de la región central de Malaui, Peter Mawanga creció en Harare, Zimbabue, donde la profesión de su padre llevó a toda la familia. Zimbabue peleaba por su independencia y entre tanto revuelo, la familia Mawanga intentaba salir del país sin visados. Atrapados en el aeropuerto internacional de Harare y entre la conmoción, el pequeño Peter de sólo dos años comenzó a cantar Amazing Grace dando un respiro a los caldeados ánimos de los presentes. Ese fue el inicio de una relación con la música que dura hasta hoy en el que incluso la inglesa BBC le sigue los pasos.

Peter Mawanga durante uno de sus conciertos. Foto: Magdalena Krohn/WIRIKO.

Peter Mawanga durante uno de sus conciertos. Foto: Magdalena Krohn/WIRIKO.

Asentado de nuevo en Malaui, con 16 años, Peter creció en el rap. “De ahí es de donde vengo”, comenta cuando se reúne con compañeros de un estilo lejos del que actualmente hace. Jugaba con las palabras e incluso ganó varias competiciones pero tras “una enorme transición” buscó una nueva identidad musical.

Por el camino dejó sus estudios de ingeniero mecánico. Apartado de todo contacto cultural, en la aldea fronteriza de Mchinji, le dijo a su madre que se iba a estudiar a Lilongüe. La carrera fue el mejor pretexto para que en la capital buscase cómo impulsar sus proyectos. Digital Studios, único estudio digital por aquel entonces en Lilongüe, le dio la oportunidad de grabar su primera demo. Un éxito que le llevó a Amakhala ku Blantyre.

Este hit fue en 2002 el principal sencillo de su primer disco. “Todavía se escucha por las aldeas”, dice Mawanga impresionado por un himno que causó controversia en la capital económica de Malaui, Blantyre. “Quería resaltar las dificultades que la gente rural tiene cuando emigra a la ciudad. No tienen dinero y comienzan a robar en las casas”.

Por muy perjudicial que los distintos mandatarios de la ciudad vieran la letra de la canción, Blantyre es sólo un ejemplo de cómo en las ciudades de Malaui la vida es dura para el que recién llega.

La identidad social que Peter buscaba en la música comenzaba a pulirse ya desde su primer éxito. Además cambió su nombre de Peter Pine a Peter Mawanga para completar esta transformación.

Siempre ha mantenido su imagen pública al lado de los más desfavorecidos, especialmente los niños. En 2004 creó la fundación Talentos de los niños de Malaui para intentar sacarlos de la calle e intentar que volvieran a la escuela. La música fue la aliada para que muchos de estos niños usaran sus habilidades, su magia y moldearan su vida. “Muchos son profesores de música y otros tienen sus propios grupos. Y eran niños de la calle”, resalta orgulloso Mawanga.

En 2005 llegaría su segundo disco, Zanga Zo Zama, consolidando esa transformación de cantautor de lo social con canciones como Tsoka, Londa o Mwana Wamasiye.

Pegado a la realidad de su país, en 2011 afrontó un nuevo proyecto de la mano de Andre Finn Magill. Historias del SIDA es un recopilatorio de canciones que descubren la vida de nueve personas afectadas por el virus. Un trabajo que reunió a muchos músicos de Europa y Malaui para dar a conocer las condiciones de vida de una de las plagas más mortíferas en el país sudafricano.

El reto más difícil de su carrera, fue sin embargo, el de crear su propia banda. The Amaravi Movement lleva ya tocando siete años con Mawanga. “Quiero que sean mi familia, adonde vaya, vamos juntos”, dice Peter apuntando la unidad de la banda donde él no se siente la estrella.

El disco fruto de estos años, el primero del sello Rythm of Life, se llama Paphiri Ndi Padambo. “El título significa “colinas y valles» y decidimos llamarlo así por los malos y buenos momentos que pasamos hasta terminarlo”.

El primer tema es Ku Malawi, un canto que resalta la felicidad, amor, paz y unidad de su pueblo. El Mawanga más social se encuentra en Chilango, una canción donde la voz suave del cantautor invita a no juzgar a los niños callejeros de las ciudades de Malaui sino a ayudarlos.

En todo el álbum Mawanga escribe para Malaui, para resaltar las virtudes, costumbres y tradiciones olvidadas como se escucha en la canción Sungani Mwambo. Una búsqueda de las raíces de Malaui y su idiosincrasia donde la religión toma un papel primordial.

El track número tres del disco, Paphiri Ndi Padambo, apela a Alinafe!, la palabra en chichewa para expresar que “Dios está con nosotros”. Aparte de lo social Peter Mawanga habla de dios y de cómo a pesar de que en el camino haya altos y bajos este siempre está ahí, con nosotros, con Malaui.

Es por ello por lo que “Malaui es un país temeroso de Dios”.  La importancia de la religión les ha llevado a ver la vida bajo estas doctrinas y tienen miedo de no respetarlas. Una vez aceptadas estas ideas, el pueblo las ha trasladado a su rutina y es lo que más impresiona a los visitantes. “Nadie va a cambiar nuestra forma de vivir”, reitera Peter Mawanga quien describe a su país como un pueblo tolerante y acogedor. “Esta es la razón por la que somos el corazón caliente de África”.

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Javier Domínguez

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y periodista freelance asentado en Sevilla. Ha vivido en Chile, Malawi y el Reino Unido y colabora con varios medios como El País, eldiario.es y El Salto. Escribe sobre temas de actualidad, cultura, desarrollo sostenible, derechos humanos, viajes y gastronomía.
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