“Solo tienes que ir a lugares interesantes, la fotografía te encontrará”

Y la fotografía encontró al ghanés Nana Kofi Acquah, hoy considerado uno de los 100 fotógrafos a los que hay que seguir a nivel mundial. Acquah descubrió la fotografía cuando trabajaba en publicidad como redactor en 2002 y decidió unir el periodismo con su experiencia en publicidad para “reposicionar el continente a través de un nuevo discurso e imaginario”. Desde hace más de una década busca las mejores instantáneas de la vida cotidiana de las ciudades y pueblos de varios países del continente, como muestra en “Everyday Africa”, proyecto en el que participa junto con otros 30 fotógrafos, y que tiene como objetivo retratar la “vida normal” de sus habitantes a través de Instagram.

Un rápido vistazo a su trabajo es suficiente para ver que las mujeres son el hilo conductor de sus series fotográficas: “mi misión artística es cambiar la narrativa sobre las mujeres africanas, que habitualmente son retratadas como víctimas de las circunstancias”, aseguraba el artista en la BBC a propósito de su proyecto “100 women”. En 2016 expuso “Don’t call me beautiful”, una selección de fotografías que Acquah ha realizado durante los últimos diez años, centradas en los retos, éxitos y esperanzas de las mujeres que se ha ido encontrando a lo largo del camino. Un homenaje a unas luchadoras a menudo invisibilizadas.

Hemos querido indagar más sobre la cuestión de género presente en sus fotografías y su percepción sobre la situación de la mujer en los países africanos por los que ha viajado con su cámara:

Cuéntame acerca de tu proyecto fotográfico «100 women«, en el que muestras un gran interés en la vida cotidiana de las mujeres, ¿por qué este enfoque? Y, ¿por qué las mujeres?

Realmente ha sido un privilegio que la BBC destacase este proyecto, no me lo esperaba. Como fotógrafo documental y periodista, he trabajado extensamente en muchas partes de África en muchas historias diferentes: el VIH/SIDA, el ébola, el paludismo, la salud materna, la tuberculosis, etc. y resulta bastante obvio que las mujeres y los niños son las víctimas naturales cuando las cosas van mal en una sociedad. Los hombres también se ven afectados, pero en África es más fácil para un hombre levantarse e ir a probar suerte a otros lugares. No para la mujer, especialmente si tiene hijos.

¿Cuál ha sido tu gran descubrimiento relacionado con el papel de la mujer en África durante el desarrollo del proyecto?

Creo que uno de los mayores obstáculos en África es que las mujeres no reciben el crédito que merecen. Hemos tenido presidentas de naciones, juezas, inventoras, científicas, políticas, guerreras, médicas, abogadas, artistas, músicas, etc. y aún nos negamos a tratarles con el debido respeto. En Ghana las mujeres trabajan muy duro. Si conduces por el país, las ves en granjas, en mercados, con la venta ambulante por las calles y en los barrios e incluso en oficinas en puestos altos. Pero cuando una mujer tiene éxito, enseguida se insinúa que usa su apariencia y el sexo y no su cerebro para ascender. Es ofensivo.

Te consideras feminista. A pesar de que las cosas están cambiando, no es muy habitual que un hombre se reconozca a sí mismo públicamente como feminista ¿qué tipo de reacciones te encuentras a tu alrededor?

No me importa ser considerado feminista pero también creo que lo que me describe con mayor precisión es que soy un hombre al que le interesan los derechos y el bienestar de las mujeres e intento apoyarles y concienciar a través de mi trabajo. También sé que como hombre puede que no entienda todo con lo que una mujer tiene que lidiar. Pero a mi manera y de la mejor forma que puedo, me gusta ser parte de la solución y no del problema.

¿Cómo puede tu trabajo contribuir a la lucha contra el machismo en nuestras sociedades?

Curiosamente yo vengo de una etnia que es matriarcal. Esto no significa que no sea consciente de que el mundo es predominantemente patriarcal. Y pienso que la mayoría de los hombres están ciegos ante el patriarcado. Me tomó un tiempo darme cuenta de que las cosas son más fáciles para mí que para las mujeres en la mayoría de los casos, por lo que espero que, celebrando constantemente las mujeres exitosas o planteando cuestiones que afectan a las más vulnerables, la conciencia vaya creciendo.

También estás interesado en capturar la vida cotidiana de los pueblos africanos ¿Qué dirías que podemos ver y aprender de esta cotidianidad?

Cuando se oye “África”, ¿qué suele venir a la mente? Pregunta eso en Europa, América y Asia, y las respuestas que oirás generalmente son pesimistas y la falsas. África es más que la perspectiva de National Geographic. Somos más que leones, jirafas, guerras y rebeldes, los pechos desnudos de las mujeres y niños hambrientos con moscas. Mi fotografía es un constante intento de impugnar esos estereotipos.

Dices que la poesía es tu primer amor, y tus imágenes están generalmente acompañadas por un pequeño texto. ¿Qué va primero, las imágenes o las palabras?

Lo primero es el pensamiento, y luego ya averiguar cuál será su mejor medio de expresión.

¿En qué estás trabajando ahora?

Ghana, mi país, cumple 60 años. Quiero sacar un libro de fotografías que celebre la nación.

 

*Artículo publicado originalmente en el Boletín de Estudios Africanos el 16 de enero

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Trabaja desde la comunicación y gestión cultural, como herramientas que sirven para la transformación social. Su interés está puesto en temas de artivismo, feminismos y música electrónica. También disfruta cocinando y le apasionan las grandes urbes y todo lo que se cuece en sus calles. La música viene de la mano de las fiestas que organiza como promotora y DJ Moto Kiatu y Sonidero Mandril, colectivos que difunden en Madrid los sonidos tropicales y las músicas electrónicas que suenan en África y en su diáspora. Vanessa es cofundadora de Wiriko y es licenciada en Sociología (UB), postgraduada en Desarrollo Internacional (Setem/UPC) y Máster Euroafricano de Ciencias Sociales del Desarrollo: Culturas y Desarrollo en África (URV). Contacto: vanessa@wiriko.org