La fiesta del documental africano

Por Laura Feal*

Fotograma de la película ganadora del festival Le Verrou (El cerrojo) de Leila Chaïbi y Hélène Poté (Túnez-Francia) en el que se interroga sobre el lugar del cuerpo de la mujer y del placer femenino en la dialéctica sociedad tunecina.

Retomando la filosofía de Sembene de convertir el cine en la “escuela del pueblo”, el Festival de Cine Documental de Saint Louis, evento anual organizado por la red AfricaDoc, ha transformado durante cinco días la antigua capital del África Occidental en una gran pantalla. Cincuenta films documentales procedentes de 23 países se proyectaron (entre el 5 y el 10 de diciembre) en presencia de un centenar de profesionales, en plazas al aire libre y lugares públicos de la ciudad, así como en el Instituto Francés de Saint Louis, la Universidad Gaston Berger o el centro cultural Le Château, .

En la presente y ya tercera edición del Festival, 24 películas entraron en competición en la Selección Oficial, organizadas en tres categorías -corto, medio y largometraje- exponiéndose al veredicto de un jurado formado por tres personas venidas del mundo cinematográfico, audiovisual y mediático africano y europeo, entre ellas Komlan Agbo, director del patrimonio cultural y de las artes de la UEMOA.

Los ganadores del premio AIRF (Asociación Internacional de las Regiones Francófonas) fueron anunciados durante el acto de clausura del festival. El jurado premió la visibilidad de las problemáticas femeninas en diferentes contextos africanos, extrayendo el debate común entre tradición y modernidad y el cuestionamiento identitario en sociedades con un marcado componente conservador. La máxima distinción en el apartado de cortometrajes fue para Eva Sehet y Maxime Caperan  por su trabajo La Fille du Rail  (La hija de los railes) que, grabada en Malí, cuenta la historia de la primera mujer maquinista, en un contexto de grave crisis política en el país.

 

El film L’arbre sans fruit (El árbol sin frutos) de la nigeriana Aicha Macky, uno de los más esperados del festival, se llevó por su parte el premio en la categoría de mediometraje. El jurado resaltó la generosidad de la realizadora a la hora de contar su historia y participar en primera persona, lo que «le da fuerza y profundidad a la película», que trata con gran delicadeza el tema de la infertilidad femenina.

En la máxima categoría, el jurado premió la sensibilidad del film Le Verrou (El cerrojo) de Leila Chaïbi y Hélène Poté (Túnez-Francia) en el que se interroga sobre el lugar del cuerpo de la mujer y del placer femenino en la dialéctica sociedad tunecina. El documental, que aborda sin tapujos este tema tan tabú, fue visionado en la plaza principal de Saint Louis, con una importante afluencia de personas de todas las edades, que aplaudieron abiertamente al final de la proyección. En esta página puedes visionar un fragmento.

En paralelo, y otra de las atracciones del Festival, fue la proyección de la ultima realización de Ousmane William Mbaye Kemtiyu, sobre la vida de Cheikh Anta Diop, trabajo del que ya hemos hablado en Wiriko. Precisamente en esta edición, el festival ha querido rendir homenaje al director senegalés con una retrospectiva integral de su obra que incluyó Mere bi, President Dia y Hierro y cristal, entre otras. En el apartado Saint Louis en corto, el festival ofreció un espacio a los jóvenes realizadores, salidos del Master de realización y producción documental de creación de la Universidad Gaston Berger de Saint Louis, que comienza este año su décima edición, y que han podido dar a conocer sus obras al gran público.

Acercar el género documental

El documental de creación tiene por objetivo crear imágenes que ayuden a pensar e interactuar con el espectador. Según Souleyman Kebe, coordinador de las proyecciones, este evento pretende «tejer una red entre la ciudad y los creadores y acercar este género a todo tipo de público». Para ello, el carácter abierto y gratuito del festival juega un papel importante. Pero no lo es todo. Una de las iniciativas ha sido el programa Público Joven, que ha llevado parte de la sección oficial a diez centros escolares de la ciudad, acompañados de un invitado y un dinamizador con el fin de debatir sobre el contenido con el alumnado. En la escuela St. Joseph más de 80 cabezas se estrechaban para no perderse ni un fotograma de Un talibé que no es como los demás, cortometraje sobre un niño que estudia en la escuela coránica. Cécile Mbaye, profesora de CM1, explica la importancia de que sus alumnos vean películas que se desarrollan en su entorno, porque normalmente solo consumen cine occidental. Otro ejemplo de este acercamiento, es la obra Grande Place, de la única directora de Saint Louis que ha presentado un trabajo en esta edición, AnneJo Brigaud. La creadora sitúa su cámara en una de las calles de la ciudad, rindiendo así homenaje al espacio de la palabra en la sociedad senegalesa y a la gente, que según ella “son parte imprescindible del patrimonio de Saint Louis”.

El eterno dilema de la producción

Tënk, que en wolof significa resumen (equivalente al pitch que se usa en la jerga cinematográfica) es la palabra elegida por la organización del Festival para designar los encuentros de coproducción en los que participan realizadores africanos y productores y difusores venidos de diferentes países, como Bélgica, Francia o Canadá. En esta edición, 21 jóvenes directores de quince países del continente presentaron su proyecto de film, acompañados por su productor africano y del formador que les ha orientado durante su residencia de escritura. Al otro lado de la mesa programadores y difusores occidentales, con mayor acceso a fondos y ayudas, dispuestos a embarcarse en una asociación Norte-Sur.

Tras este primer encuentro, público y abierto, las citas se cierran ya en privado y ambas partes negocian y discuten posibles colaboraciones. ¿Resultados? Pronto lo sabremos. De momento, y para los que entiendan el francés, os recomiendo el articulo de Olivier Barlet (jurado del festival) publicado en la revista digital francesa Africultures en el que se desgranan varios de los proyectos presentados. El festival pretende convertir a Saint Louis en un punto de convergencia anual de profesionales del documental africano y de cineastas del mundo entero que filmen en el continente. Queriendo ser un eslabón clave en la cadena de promoción del genero, el debate se cierne sobre la difusión de estos trabajos fuera del circuito de festivales.

Imagen de la escuela St. Joseph donde el festival de cine documental ha implementado parte de su programa de difusión.

 


* Laura Feal es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Santiago de Compostela. Desde 2006 ha trabajado en diversos países de África como Argelia, Malí, Namibia, Mozambique, Mauritania o Senegal con diferentes ONGDs (Cideal, Habitafrica, Alianza por la Solidaridad) y agencias de cooperación en temas de género, migraciones y seguridad alimentaria. Actualmente vive en Saint Louis (Senegal) donde coordina las actividades de la asociación local Hahatay, sonrisas de Gandiol. Se considera una «eterna estudiante y amante del pulso de la vida africana y de sus gentes».

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