Black Bazar: embajadores de la rumba congoleña del s.XXI

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Hace pocas semanas nos dejaba el rey de la Rumba catalana: Peret. Y fue a finales del año pasado, cuando Tabu Ley Rochereau -el rey de la Rumba congoleña– dejaba el mundo de los mortales y se entronizaba como el mito que ya era en vida, cuando un grupo de músicos congoleños nos recordaba que la rumba congoleña no está muerta y que la música del antiguo y turbulento Zaire sigue dando mucha guerra.

black-bazar-round-2-web800La exitosa aventura musical de la rumba del grupo Black Bazar se materializaba a finales de 2013 en forma de su segundo álbum: Round 2 (Lusafrica). Hacía solamente un año que esta tribu de ases de la música congoleña habían irrumpido en la escena internacional con su álbum debut homónimo, Black Bazar (Lusafrica, 2012), y el listón estaba muy alto. Pero lo volvieron a conseguir, y la música refrescante y colorida de su segundo LP no ha parado de sonar durante todo el 2014 en los clubes nocturnos de Bélgica o Francia, tanto como en los de R.D.Congo o República Centroafricana. También la hemos podido escuchar durante todo el verano en festivales y fiestas. Y ya es oficial: Black Bazar son los embajadores del siglo XXI de lo que en los 70 se llamó muziki na biso (nuestra música en lingala) para referirse al Soukous o rumba congoleña.

Con un sonido enraizado en la escena musical de Kinshasa-Brazzaville y un sabor indiscutiblemente transatlántico aderezado con pizcas de makossa y guitarras rockeras con aromas nigerianas y latidos cabo-verdianos, antiguos miembros de bandas de titanes como Franco Luambo, Papa Wemba o Koffi Olomide y maestros como los padres del soukous, Popolipo Beniko -a la guitarra-, Michael Lumana -al bajo- o el aterciopelado Ballou Canta -a la voz-, la banda que fundó el escritor congoleño Alain Mabanckou -su productor y letrista- se ha convertido en una de las exquisiteces preferidas de los amantes de los sonidos africanos tanto en África como en el resto del mundo.

Black Bazar retorna la atención de la música africana moderna de ahí de donde emergió y se inflamó para arrasar con todo: la pista de baile. Y nos recuerda, una vez más, que no caben esencialismos cuando se habla de los sonidos africanos modernos, porque los sonidos no tienen fronteras. La rumba congoleña es uno más de los híbridos sonoros más infecciosos que nos brinda el continente. Se baila en África Occidental, África Central y África del Este con el mismo frenesí. Prueba de su rotundo éxito como música de baile es que, cincuenta años después de las independencias africanas, la rumba sigue manteniendo un diálogo constante entre tradiciones de diferente procedencia, tomando préstamos sonoros e infectando todo África y parte del extranjero.

Con cierto latido cubano en Beau gosse, fragancias antillanas en Bela Mambo y embriague sensual en la rumba pausada de Balabala, Black Bazar realizan una increíble labor de síntesis revestido de maestraje. En su rumba-techno con cadencias de kizomba Sweet Home, la unión de lenguas inglés-lingala sorprende con la participación de Fanfan, cantante haitiano que más bien se reconoce como un congoleño nacido en Haití. La guitarra del gran Franco Luambo parece resurgir como ancestro invocado en Les jaloux vont maigrir, pero los músicos demuestran no estar anclados en la nostalgia con composiciones y arreglos que trascienden la época dorada de la rumba.

Pero si de una cosa podemos estar seguros es de que lo que permanece perenne en la rumba de los Black Bazar es que es portadora de un frenesí desenfrenado. Si no, juzgad por vosotros mismos con este directo que se puede ver en la red. ¡No apto para personas con dolencias cardiovasculares!

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Investiga y escribe sobre ciudades africanas, derechos humanos y música. Le mueve la creatividad con la que construye futuro la juventud africana en contextos urbanos, especialmente en África del Este. Sus campos de trabajo son el periodismo escrito y radiofónico, la investigación o la gestión cultural. Cofundadora de Wiriko y coordinadora de Seres Urbanos (EL PAÍS), actúa como consultora independiente para entidades del tercer sector y actualmente, es Técnica de Cooperación Internacional en el Ayuntamiento de Girona. Licenciada en Filosofía (UB), posgraduada en Estudios Africanos y Desarrollo (UPF) y máster en Culturas y Desarrollo en África Subsahariana (URV).