La efervescencia musical de Ruanda

El panorama musical de Ruanda está en auge. La industria crece y baila como lo hacen nuestros pies a los pocos segundos de que el tema «Alors On Danse» de Stromae empiece a sonar.

Stromae es el referente en la diáspora más importante de un país cuya industria musical quedó destrozada con el genocidio de 1994. Sin embargo, desde Kigali se puja por ser uno de los centros musicales de referencia en el este de África junto con Nairobi.

Este artículo es un complemento a nuestro programa del pasado viernes 6 de abril en la Emisora Escuela M21 Madrid y en el que celebramos la creatividad musical del país a casi un cuarto de siglo de la catástrofe humanitaria.

Corneille, rapero ruandés asentado en Canadá

El conflicto armado dejó muchos músicos muertos. Otros no tuvieron más remedio que huir a Europa. En la década de 1990 bandas como Imena, Impala o Ingeli lideraban un panorama musical influenciado por la rumba congolesa y el reggae. Las influencias de sonidos provenientes de Estados Unidos hizo que artistas como el rapero Corneille comenzasen a innovar trayendo nuevas formas de concebir la música en el país. Pero en 1994 todo se desmoronó.

Corneille, que lanzará su nuevo trabajo Love & Soul en mayo, dejó Ruanda no sin antes ser testigo del asesinato de toda su familia. Tras pasar por Alemania se asentó en Montreal desde donde lanzó en 2003 su álbum debut Parce quón vient de loin. También desde Canadá, Jacques Murigande, más conocido como Mighty Popo, es un ejemplo de esos músicos desplazados por el terror de la guerra.

Cécile Kayirebwa se asentó en Bruselas. La cantante es quizás la representante más conocida de la música tradicional ruandesa. Es una defensora del patrimonio cultural del país y con su música intenta preservar la tradición sonora que se vio afectada con la colonización y el genocidio.

Las primigenias formas musicales ruandesas están enraizadas en los rituales y danzas conocidas como ikinimba o inhore. Estas eran unas composiciones a los héroes y durante mucho tiempo fueron un pilar esencial en la propagación de la cultura popular. La tradición oral se fundamentaba en estos cantes y bailes que posteriormente sirvieron para conmemorar ocasiones especiales.

Esta herencia sonora es la que reivindica Kayirebwa y que en la actualidad desarrollan bandas como Gakondo Group. Sus canciones son una vía para las nostálgicas resonancias de la Ruanda precolonial. Teta Diana fue la primera mujer en formar parte de Gakondo Group, un rol que compagina con su carrera en solitario. Este bagaje ha hecho que la cantante sea conocida por una abanderar un estilo que combina el Afro-pop cantado en kinyarwanda, inglés, francés o swahili con la música tradicional.

Una ola de nuevos artistas ha florecido en el país. La música se presenta como sector emergente y los sonidos tradicionales dan cabida a otros estilos como el hip-hop, R&B, afrobeat e incluso góspel. Este es el caso de Israel Mbonyi uno de los cantantes góspel más destacados de Ruanda y que recientemente ha publicado su segundo trabajo titulado Intashyo.

En la capital se lleva años organizando el KigaliUp! Festival. Esta cita es una excusa para celebrar la creatividad y diversidad artística de la región y en cuya última edición el cartel incluyó a nombres como Mani Martin. Martin, con cinco discos, es desde 2000 un habitual en los escenarios del país. Despuntó gracias al tema «Urukumbuzi» y su último álbum Afro le ha situado en uno de los cantantes en alza. El grupo keniano Sauti Sol está apunto de lanzar «Mapenzi», un tema en colaboración con Martin y que está dedicado a Ruanda.

Desde la diáspora la música ruandesa también se hace un hueco en los escenarios internacionales. Somi mantiene el vínculo con sus raíces y en sus conciertos despliega su característico afro-jazz. Además esta panafricanista decidió fomentar a artistas del continente a través de su organización New Africa Live. Gaël Faye es otro de los mayores exponentes de la riqueza cultural de Ruanda. El escritor y cantante, de madre ruandesa, rapea para contar las historias de una generación que vive con el recuerdo del genocidio. Faye recibió el galardón de artista revelación del público en la última edición de los premios franceses Victoires de la Musique.

Stormae cantó «Papaoutai» a su padre muerto en el conflicto. Es un contemporáneo ikinimba para él y para todos aquellos que sucumbieron en un conflicto conmemorado el pasado sábado 7 de abril en el Día Internacional de Reflexión sobre el Genocidio cometido en Ruanda en 1994.

 

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Javier Domínguez

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y periodista freelance asentado en Sevilla. Ha vivido en Chile, Malawi y el Reino Unido y colabora con varios medios como El País, eldiario.es y El Salto. Escribe sobre temas de actualidad, cultura, desarrollo sostenible, derechos humanos, viajes y gastronomía.