África: banda sonora 2015 (IV)

Orquestra Le Sahel de Dakar, famosa banda que en los años 60 rompió las pistas de baile de la capital senegalesa.

Orquestra Le Sahel de Dakar, famosa banda que en los años 60 rompió las pistas de baile de la capital senegalesa.

En la Dakar de los años 60 era muy frecuente escuchar música en castellano. Después del triunfo de la revolución cubana de 1959, la idea de un interés común entre las naciones explotadas por el colonialismo y el imperialismo europeo y estadounidense, la música cubana se instaló en África como un símbolo de resistencia.

Ya desde los años 20, la interferencia de estudiantes africanos hacia la isla de Cuba fue una constante que cristalizó durante la década de la lucha por las independencias africanas. Y rápidamente, los sonidos cubanos empezaron a integrarse en las pistas de baile de las principales capitales del África Occidental. Los ngonis, balafons y koras empezaron a flirtear con congas, saxofones y maracas. El resultado: un cóctel imparable de ritmo y son mezclado con sonidos populares tradicionales.

Como alternativa a la modernidad europea, la música cubana se convirtió en la nueva modernidad de ciudades como Dakar, Cotonou, Conakry, Kinshasa o Abidjan. Las élites africanas vibraban con bandas como Grand Diop, Saint Louis Jazz, Guinea Jazz, Bembeya Jazz, The Star Band o La Lyre Africaine, y el castellano se convirtió en la lengua alternativa al francés de la metrópolis.

11010972_442865635869932_3154842296071464415_nEn 1972 nació la banda residente del club con más solera de Dakar, le Sáhel. La orquesta, dirigida por Idrissa Diop, contaba con los mejores músicos de la capital. El chá-chá-chá, la salsa, el mambo, la rumba o el son pasaron a ser parte de sus repertorios, mientras versionaban a grandes músicos de la región como Tabu Ley Rochereau, pero también a latinos como Célia Cruz. En 1975, la banda grabó un álbum de 7 temas llamado ‘Bamba’, en el que el mbalax le puso la nota dominante.

Sin embargo, el álbum no trascendió, y sus músicos empezaron a mirar hacia París, donde africanos como Manu Dibango se estaban forjando una carrera ascendente. Ahora, cuarenta años más tarde de este ‘Bamba’, y ante el auge de los sonidos de las independencias, Diop, junto a Cheikh Tidiane Tall y Thierno Koite, vuelven a encender la llama de esa época dorada de las orquestras africanas y presentan su segundo álbum Le Sahel: la légende de Dakar.

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Investiga y escribe sobre ciudades africanas, derechos humanos y música. Le mueve la creatividad con la que construye futuro la juventud africana en contextos urbanos, especialmente en África del Este. Sus campos de trabajo son el periodismo escrito y radiofónico, la investigación o la gestión cultural. Cofundadora de Wiriko y coordinadora de Seres Urbanos (EL PAÍS), actúa como consultora independiente para entidades del tercer sector y actualmente, es Técnica de Cooperación Internacional en el Ayuntamiento de Girona. Licenciada en Filosofía (UB), posgraduada en Estudios Africanos y Desarrollo (UPF) y máster en Culturas y Desarrollo en África Subsahariana (URV).
1 comentario
  1. Anónimo Dice:

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