Beating Heart, cuando los jóvenes africanos redescubren la música de sus ancestros

El etnomusicólo Hugh Tracey haciendo su trabajo de campo. Imagen del ILAM.

El etnomusicólogo británico Hugh Tracey (1903-1977) estudió las músicas africanas desde 1921, cuando siguió a su hermano mayor, Leonard, de Devonshire a Zimbabwe, para aquél entonces Rhodesia del Sur, para ayudarlo a cultivar tabaco en unas tierras que el gobierno británico le habían asignado después de participar en la Primera Guerra Mundial. En 1929, Tracey trasladó, en pleno Apartheid, a catorce hombres africanos locales a Johannesburgo para grabarlos, entusiasmado por la música popular que había escuchado en las zonas rurales. Era la primera vez en la historia que la música indígena de África era registrada y publicada.

Hugh Tracey dedicaría los siguientes años de su vida a viajar por todo el continente con una grabadora portátil, para registrar discos de música folk africana. A lo largo de su vida, grabaría 210 LPs con música tradicional de diferentes países del África Austral, África del Este y la región central. En total, de 1920 a 1970 recopiló 35.000 registros, con los que fundaría el primer, y mayor archivo de música africana del mundo hasta la fecha: el ILAM (Biblioteca Internacional de Música Africana), en la Universidad de Rhodes, en Grahamstown, Sudáfrica.

Aunque se le había concedido una beca para hacer trabajo de campo en 1931, sus informes, que incluían acusaciones a las iglesias misioneras y las formas en que algunas veces suprimían la existencia de culturas tradicionales, eran demasiado polémicos para ser publicados en un momento en que la colonización estaba siendo tan rentable para las potencias europeas. Así que Tracey iría por libre. «En ese momento el público mostró poco interés por la música africana y no entendía por qué insistía constantemente en el valor social y artístico de la música para las futuras generaciones de africanos», escribió en el catálogo de notas de su LP «The Music of Africa» (1972).

Cuando los jóvenes descubren la música de sus ancestros:

Ahora, el proyecto Beating Heart, emergido en 2016 de la mano de Olly Wood y Chris Pedley, está trabajando con 1000 de las grabaciones compiladas por Tracey entre los años 1920 y 1970 en 18 países del África Subsahariana, para actualizarlas y hacerlas accesibles a las generaciones más jóvenes gracias a su trabajo con productores africanos contemporáneos. Además, siguiendo la visión de Tracey, los ingresos generados por la venta de estos discos están siendo utilizados para ayudar a la población de las áreas donde la música fue grabada originalmente.

Su primer LP, centrado en las grabaciones de Tracey en Malawi, inflamó las pistas de baile con remixes de Ibibio Sound Machine, Drew Moyo o Luke Vibert. Ahora, con la presentación de un nuevo EP con la colaboración de Coen, Tru Fonix, SNØW y The Busy Twist vuelven a encender la mecha de la recuperación del folklore tradicional a través de remixes filtrados por la música urbana contemporánea. Beating Heart anima, así, a músicos, productores y DJs de todos los géneros a participar y colaborar a partir de las grabaciones de Hugh Tracey para actualizar los sonidos africanos más tradicionales y hacer que vuelvan a sus comunidades originales a partir de nuevos formatos.

Gemma Solés: Las grabaciones etnomusicológicas suelen ser solamente accesibles a académicos, y estar disponibles solo para una pequeña élite de intelectuales dedicados al estudio de las músicas africanas… ¿Creéis que con vuestro proyecto estáis contribuyendo a un acceso más democrático a la música?

Olly Wood: ILAM está situado en la Universidad de Rhodes en Grahamstown, y es de su propiedad. Beating Heart simplemente es un concepto progresivo para cualquier archivo – es extremadamente raro que las instituciones académicas permitan manipular y utilizar de esta manera cualquiera de sus activos-. ILAM aprobó nuestro proyecto colaborativo para ayudar a introducir el archivo a las nuevas generaciones. Encontrar un acuerdo para el concepto está en curso. Pero volver a trabajar la música de una época pasada plantea todo tipo de preguntas de apropiación, que solo se responderán en el tiempo. Es un proceso continuo y en constante evolución y ha llevado cuatro años de desarrollo para construir una relación de confianza en la que se apoya nuestro proyecto.

G.S: Sabemos que la música nutre el alma, pero en este caso, también pretende ser un paliativo contra la desnutrición en África. Explícanos cómo.

O.W: A través de las ventas del álbum Beating Heart Malawi (2016) y Beating Heart Sudáfrica (2017), estamos recaudando fondos para construir huertos de alimentos sostenibles en escuelas y comunidades de ambos países. Recientemente visitamos el proyecto Garden To Mouth en Malawi para dar seguimiento al sistema de riego que Beating Heart ha financiado. Era importante para nosotros ver el desarrollo con nuestros propios ojos. El seguimiento es fundamental para el ethos de este proyecto.

G.S: ¿Cuál ha sido el impacto o reacción de este primer álbum entre los malauís?

O.W: La gente que está fuera de la etnomusicología en todo el mundo es en gran parte inconsciente de la existencia de ILAM, por lo que remezclar estas melodías (nuevas y viejas) en la radio y en los eventos en Malawi fue muy poderoso. Las grabaciones se recibieron muy positivamente, muchos se sorprendieron al enterarse de su existencia.
Ha sido enriquecedor dirigir a la gente a ILAM como una fuente de patrimonio africano. Los oyentes decían «suena bien» y a veces escuchaban más profundamente el fondo de las canciones. Ha sido bien recibido por la generación más joven y ha promovido debates sobre historia, cultura y patrimonio. También hemos iniciado colaboraciones entre artistas de Reino Unido y músicos tradicionales de Malawi…

Imagen de Beating Heart en Malawi. Fotografía de Thomas Lewton.

G.S: Vuestro proyecto es una forma de contribuir a que la música que se escuche en el continente tenga un componente afrocéntrico. Pero, ¿no es una contradicción que este cambio provenga de fuera del continente?

O. W: Las culturas están evolucionando constantemente en todo el mundo. Con la ayuda de la tecnología el potencial de conectar y crear a través de las fronteras es verdaderamente ilimitado. Beating Heart es simplemente otra polinización cruzada de culturas. Como el viaje continúa, es nuestro deseo participar con tantos artistas africanos como sea posible. Cada artista contribuyente lo ha hecho por un verdadero amor por los sonidos frescos, la fusión cultural y la recaudación de dinero para los necesitados. Lo que estamos ofreciendo esencialmente es una plataforma, y a través de este proyecto hemos descubierto una increíble oportunidad de conectar a músicos de todo el continente.

G.S: ¿Y por qué música electrónica? ¿Es la mejor manera de llevar la música tradicional a las nuevas generaciones?

O.W: No teníamos ninguna razón premeditada. La belleza de la música es que se puede reinterpretar sin fin. ¡Las generaciones futuras podrían hacer nuevos remix de estas nuevas canciones!

G.S: Habéis comenzado con Malawi, y seguís por Sudáfrica. ¿Qué otros países vendrán en el futuro?

O.W: Esperamos reflejar el concepto de Beating Heart en cada uno de los 18 países contenidos en el archivo ILAM. Acabamos de lanzar el «Beating Heart – South Africa» ​​en primavera de 2017.

G.S: ¿Crees que otros archivos de música africana en el mundo podrían comenzar a abrir a sus grabaciones a otros proyectos similares? ¿Podríamos estar ante un momento de apertura, redescubrimiento y reinterpretación de la música tradicional africana?

O.W: Nuestros egos pueden decirnos que hemos empezado algo nuevo, pero el remixing está en todas partes en la música de hoy y ha sido así durante mucho tiempo. Cuando Hugh Tracey grabó las 35.000 pistas entre los años 1920 y 1970, su esperanza era que las generaciones futuras pudieran apreciar y aprender de la música. A través de BH estamos tratando de dar al archivo y la música que hay en él una nueva vida. Creemos que todos los archivos deberían ser responsables y dar acceso a todo el mundo. ¿Cuál es el objetivo de archivarlo, si sólo queda enterrado y encerrado.

La responsabilidad social es el eje clave para Beating Heart. Si estas grabaciones han de ser comercializadas debe ser en beneficio de las comunidades donde la música se originó. Nuestro deseo es traer estos activos culturales a la vida cotidiana. Hay un conocimiento ancestral contenido en la música y la gente sólo necesita una oportunidad para oírla y reconectarse a ella. Esto es el principal objetivo de nuestro proyecto.

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Investiga y escribe sobre ciudades africanas, derechos humanos y música. Le mueve la creatividad con la que construye futuro la juventud africana en contextos urbanos, especialmente en África del Este. Sus campos de trabajo son el periodismo escrito y radiofónico, la investigación o la gestión cultural. Cofundadora de Wiriko y coordinadora de Seres Urbanos (EL PAÍS), actúa como consultora independiente para entidades del tercer sector y actualmente, es Técnica de Cooperación Internacional en el Ayuntamiento de Girona. Licenciada en Filosofía (UB), posgraduada en Estudios Africanos y Desarrollo (UPF) y máster en Culturas y Desarrollo en África Subsahariana (URV).
3 comentarios
  1. MARTIN RAUL GONZALEZ SANCHEZ Dice:

    Muy interesnate, arn trabajo de ese tipo con la poblacionticulo. Me gustaría hacer es tipo de trabajo con la poblacion afrodecendiente de la costa norte de Colombia, sobretodo en el Departamento de Bolivar. Agradeceri me dieran ilustraciones de como realizar este proyecto. Espero sus comentarios en mi correro. Prometo incluir sus aportes en el trabajo.

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  1. […] Erik Paliani, Lucius Chicco Banda, Zomba Prison Project , Malawi Mouse Boys, iniciativas como Beating Heart o en los últimos años el festival Lake of Stars, con los nuevos talentos que han surgido de él. […]

  2. […] bien ya os hemos hablado anteriormente de Hugh Tracey (1903-1977) y de su vastísimo legado discográfico almacenado en el ILAM, en Grahamstown, no […]

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