Matatu: la cultura del transporte en Nairobi

aula-wiriko-350x124

3ª Edición del Curso Introducción a las expresiones artísticas y culturales del África al sur del Sahara

Por Marisol Rocha

matatu2

Tomar el transporte público en Nairobi es asistir a un espectáculo escénico y visual de alto nivel. En medio del tránsito de las calles de la capital keniana se abren paso los matatu, coloridos minibuses con capacidad para entre 14 y 33 pasajeros, cuyos interiores rebosan de decoraciones entre las que desatacan calcomanías llenas de methali (proverbio en suajili), equipados con bocinas de donde escapan los graves del hip hop, el reggae y el R&B que se sienten rebotar en el pecho. Elementos que hacen de este espacio móvil el eje de varios temas sociales, culturales y artísticos en Kenia.

Al centro de la cultura del matatu aparecen las figuras del conductor y el manamba a quien se le identifica por las acrobacias y el grito: “Beba, beba” (lleva, lleva lugares) cada vez que se llega a una parada, silbando y anunciando los destinos de viaje.

La industria del matatu comenzó en la década de los 50 como competencia directa al servicio de transporte representado por el KBS (Kenyan Bus Service) que tenía el monopolio de transporte de pasajeros desde principios de la década de 1930. Para ese tiempo los matatu eran propiedad de personas con un ingreso medio y los pasajeros literalmente pagaban tres centavos por viaje dentro de la ciudad. De hecho la palabra ma-tatu significa tres en suajili, la lengua oficial de Kenia.

Desde los 70 los matatu han sido indispensables para la economía de Nairobi. En un día normal un matatu hace nueve viajes de las áreas residenciales al centro de la ciudad, pues al menos el 70 por ciento de los residentes de la capital dependen de ellos para su traslado cotidiano. Se estima que al menos tres millones de personas se desplazan con este medio en todo Kenia cada día (Mutongi 2006).

En la novela de Ngugi wa Thiong´o “Devil on the cross”, el escritor retrata las condiciones y las dinámicas en torno a los matatu de ese época. Es en el matatu modelo Ford T “de los tiempos de Noé” propiedad de Mwaura que los personajes parten de Nairobi hacia la misteriosa Ilmorog, y es allí en donde los personajes se enamorarán y contarán sus vidas en el panorama de la Kenia posterior a la independencia.

«En la mañana, antes de arrancar, el matatu ofrecía a sus espectadores un espectáculo maravilloso. El motor comenzaba a rugir, luego tosía como si una pieza de metal se hubiera quedado atorada en su garganta, para después chirriar como si tuviese un ataque de asma. En ese momento Mwaura abría teatralmente la cubierta del motor picando aquí y allá, tocando este cable y ese otro, cerrando el capó de la misma forma espectacular antes de ponerse de nuevo al volante. Él presionaba muy suavemente el acelerador con su pie derecho y el motor comenzaba gruñir como si su barriga estuviera siendo masajeada».[1]

Los matatu representan una ventana a muchas de las facetas políticas y socio-económicas del África contemporánea en temas relativos al comercio regional, economía informal, transición a la democracia y a las economías de libre mercado, junto con temas de clase y respetabilidad, cultura popular, globalización y la migración rural-urbana. Son espacios que han servido como sitios públicos donde se intercambian noticias de todo tipo y donde se despliegan las tendencias estéticas y artísticas urbanas del momento.

Existe además una relación directa entre la cultura urbana de los jóvenes y la cultura del matatu. La situación económica de los 90 empujó a jóvenes que tenían licenciatura a conducir los matatu para sostener vida y estudios convirtiéndose en novios deseables para muchas mujeres en Nairobi.

Los matatu como espacios de convivencia fueron adoptando notas de la cultura urbana en lo que se refiere a la música en himnos contemporáneos como “Kenyan Girl, Kenyan Boy” de Necessary Noize, en donde se celebra a los matatu como lugar de encuentro entre jóvenes.

Según Ephantus Karikui, coordinador de programas de SLUM-TV, actualmente los matatu tocan playlists específicos dependiendo de su ruta. Por ejemplo, en la ruta de Eastlands-Ghetto la música predilecta es el reggae y la música local, mientras otras rutas prefieren los temas de hip hop, y también dependiendo del horario (mañana o tarde) se sintonizan programas de radio que gozan de fama siendo las estaciones predilectas kiss fm , classic 105 y ghetto radio (se puede escuchar gratuitamente en una de las 3 radios del reproductor que alberga Wiriko en su página principal). Algunos matatu cuentan con wifi y pantallas para videos musicales, otros cuentan con canales de pago para programación internacional, en su mayoría para canales deportivos. En lo que respecta a las artes visuales, se ha desarrollado un grupo importante de artistas que se dedican a su decoración por medio del grafiti.

El documental producido por CCTV AFRICA: “Matatu my life, my art” pone a dialogar a nivel narrativo a un conductor de matatu y al artista visual Dennis Muraguri, quienes presentan su perspectiva sobre estos íconos de Nairobi.

Justamente el trabajo más reciente de Dennis Muraguri [2], titulado Matatu Games, de 2014, forma parte de un proyecto centrado en la cultura urbana del matatu en Nairobi. La primera parte de la exhibición consistió en un proyecto de arte público realizado en las calles de la capital con el objetivo de presentar el “arte callejero” como una forma de arte significativo. Muraguri se centró en los conductores y sus ayudantes conocidos como manamba para mostrar las audaces maniobras por las que son famosas estas figuras.

Acerca de esto Dennis explica lo siguiente: “Actualmente estoy trabajando en un conjunto de obras inspiradas en los matatu. Pues aparte de ser el medio más común de transporte, son vistos como iconos visuales y tanto su presencia constante como su modo de operar resulta intrigante. Como artista, este es un terreno fértil de material y entretenimiento a la vez que es un reflejo de la sociedad (keniana) en muchas formas”.

Con todo ello se perciben preocupaciones reales relacionadas con el mundo del matatu, entre ellas el número de muertes por accidentes de tránsito que involucran a estos. En 2007 Kenia tenía el lugar número 5 en accidentes de tránsito en África subsahariana; fenómeno no atribuible exclusivamente a los conductores sino a una multiplicidad de factores entre los que se encuentran los factores humanos (autos privados, motocicletas o boda boda junto con los pasajeros de los matatu), los del equipamiento del vehículo así como factores ambientales (Raynor y Mirzoev 2014).

Ante ello diversas campañas han sido tomadas por los medios de comunicación y las plataformas en línea en las que se promueve el uso del cinturón de seguridad entre los pasajeros y en general desarrollando la responsabilidad colectiva hacia la seguridad vial. Zusha¡ es un ejemplo en donde se usa la animación como medio de prevención de este tipo de accidentes.

[1] Ngugi wa Thiong´o. Devil on the cross. 1982. Heinemman Educational Publishers (African Writers Series).Oxford. Pp. 31 y 32.

[2] Los medios con los que trabaja el artista Dennis Muraguri (1980- ) son la escultura, la pintura, la instalación y la mezcla de ellos en combinaciones que atraviesan las fronteras tradicionales. Asistió al Buru Buru Institute of Fine Arts de Nairobi entre 2000 y 2003 obteniendo en la grado en Pintura e Historia del Arte.

The following two tabs change content below.
Wiriko nació en 2012 como asociación cultural para la divulgación y promoción de las artes y culturas africanas. Wiriko.org, su principal proyecto, es el primer Magacín 100% dedicado a las Artes y las Culturas Africanas del Sur del Sáhara en lengua castellana. Una ventana para dar a conocer las realidades culturales contemporáneas de África y una plataforma para acabar con su desconocimiento y estereotipos. Como herramienta colaborativa para la interconexión y la cooperación cultural, impulsa un África muy distinta a la de los cuatro jinetes del Apocalipsis (guerra, hambre, pobreza y destrucción), y fomenta una visión más realista de lo que se produce, a día de hoy, en el continente africano.
4 comentarios

Trackbacks y pingbacks

  1. […] comercial y el tráfico. Finalmente, vale la pena comentar que la cultura del transporte del matatu, que circula por las calles de Nairobi, no es muy distinta a las que da en el transporte público […]

  2. […] es lo que más te gustó del personaje de Jela? ¿Y cómo crees que Capheus y Jela representan la cultura del matatu y la ambición de ganar dinero con el transporte en […]

  3. […] MADRIGAL COTO. Me encontraba subido en un “matatu” blanco y viejo. Había perdido casi todo su color, pero estaba decorado con decenas de […]

  4. […] Wambui Mwaura nació y creció en Nairobi, una ciudad donde la música ocupa los espacios más cotidianos e insospechados. Hija del ya desaparecido Capitán John Ben Mwaura, cantante y guitarrista, […]

Los comentarios están desactivados.