‘Silicon Savannah’, una «tecnopolis» en Kenya

konza

 

«Un sueño hecho realidad», así se refieren los medios a esta «tecnopolis» ideada por el gobierno keniano, encabezada por el Secretario permanente del Minisiterio de Información y Comunicación, Bitange Ndemo. Está claro que desde nuestra perspectiva occidental aún nos sorprende el potencial tecnológico africano, pero nada más lejos la realidad. En Wiriko ya hemos hablado en alguna ocasión del importante papel que juegan las nuevas tecnologías en África. Precisamente lo hizo nuestro compañero Carlos Bajo, que junto con Antoni Castel profundiza en su papel en el continente en su libro «Redes Sociales para el Cambio en África» publicado por Catarata y Premio de Ensayo de Casa África.

Sin ánimo de hacer una análisis muy profundo sobre el impacto de las nuevas tecnologías en el continente, hemos querido hacer mención de un proyecto de dimensiones mastodónticas que no deja de sorprendernos, no sólo en su versión africana, sino en otras experiencias a nivel mundial de tal magnitud. Nos referimos al ‘Silicon Savannah’, que ya sólo con el nombre nos da una pista de qué tipo de proyecto estamos hablando. Su nombre está inspirado en ‘Silicon Valley’, el de sobra conocido conglomerado de empresas tecnológicas en el norte de California (EEUU). Su nombre “Silicon” alude a la alta concentración de empresas de electrónica e informatíca, y viene de “silicio” que es el elemento químico característico de los materiales que utilizan.

Construida sobre 2000 hectáreas, se espera que Konza Tecnology City esté construida en el año 2020 con financiación público-privada. Estará situada a 60 km de Nairobi y a 50km del aeropuerto internacional Jomo Kenyatta. La maqueta evidencia el contorno de la futura ciudad: un distrito financiero internacional, edificios para compañías tecnológicas y laboratorios de innovación, plantas de manufactura, ríos artificiales y hasta casas, escuelas, iglesias y mezquitas. Albergará a unos 200.000 puestos de trabajo y en ella vivirán unas 35.000 personas. Será la base africana de grandes empresas como Google, Facebook y Microsoft. Este megaproyecto de unos 7 billones de dólares, forma parte de uno de los principales objetivos del gobierno, que es el de promover la industria tecnológica como clave para el desarrollo en los próximos años. La mirada —y la esperanza— está fija en el 2030 y en el ambicioso plan que tiene proyectado Kenya.

El hecho de que Kenya pretenda erigirse como el país más puntero de África en cuanto a nuevas tecnologías, no es casualidad. Las estadísticas ayudan en este caso a entender un poco la situación [1]: 9 de cada 10 kenianos tienen móvil y 15 millones de personas transfieren unos 7 billones al año vía móvil, que es el 20% del Producto Interno Bruto con el sistema M-Pesa. Por otra parte, el gobierno de Kenya tiene un portal llamado Kenya Open Data donde da información de interés público a los ciudadanos de forma abierta y transparente —al menos en la teoría—. Además invierte grandes cantidades en el desarrollo de proyectos de tecnología.

Uno de los más destacados e interesantes proyectos, es el iHub que basado en el “coworking” es un espacio incubador de nuevos proyectos lanzado en el año 2010 por Erik Hersman. iHub proporciona un espacio donde los jóvenes emprendedores que son miembros, pueden recibir tutoría, conexión a Internet y la posibilidad de financiación de empresas interesadas en sus proyectos. El iHub se coloca como «la sede no oficial del movimiento tecnológico de Kenya”.

El iHub también desarrolló la aplicación de móvil M-Farm, que permite a los agricultores acceder a la información sobre el precio de los mercados con un modelo básico de teléfono y actualmente usado por unos 5.400 agricultores. El financiamiento inicial de este gran proyecto de iHub, provino de Ushahidi, una empresa de desarrollo de software de código abierto de recolección de información, visualización y mapas interactivos. Inicialmente trabajaron en los informes del mapa de violencia post-electoral en Kenya y se ha convertido ahora en una plataforma de crowdsourcing y para la visualización de los datos de 156 países.

A pesar de las intenciones y objetivos del gobierno, lo cierto es que este “sueño” aún no se ha alcanzado y no parece ser un sueño para muchos detractores. Por una parte está la prudencia de muchas empresas que quieren esperar y ver los resultados antes de invertir en el proyecto, lo que complica un poco la visión de partenariado público-privada esperada, ya que se estima que por el momento han invertido sólo un 40% de lo esperado.

Por otra parte, se habla de “burbuja” de “capital vanidosa” refiriéndose a Nairobi. Mucho dinero invertido y un impacto desconocido. No es de extrañar que se cuestione y se critique la gran inversión de dinero que se va a realizar en esta nueva ciudad, en un país con aún muchos problemas sociales, como el desempleo y la pobreza. Algunas voces y artículos critican el bombo exagerado que se le ha dado en los medios de comunicación, y como se está generando que las pequeñas empresas vayan a la caza de las ayudas y subvenciones con ideas, no del todo desarrolladas, para satisfacer a los donantes. Se afirma también que ese dinero invertido por los donantes, a menudo inversores que poco tienen que ver con la tecnología, no tienen en cuenta la viabilidad a largo plazo de los proyectos, dando esperanza a los jóvenes empresarios, pero sin ofrecerles recursos para convertir esas ideas en negocios sostenibles.

Habrá que estar atento a ver cómo avanza este gran proyecto y ver si el rápido despegue tecnológico de Kenya es sostenible y no sólo una “burbuja” con riesgo de explotar. Aún así cabe volver a destacar proyectos colectivos como el iHub y Ushahidi, pioneros en África, que arrojan esperanza a nuevas formas abiertas, sostenibles y colaborativas de creación y desarrollo proyectos ligados a las nuevas tecnologías y relacionados con el software libre.

 

Fuente:
[1] Heavy Chef

Más información

  • The Guardian
  • The East African
  • Konza City
  • Wired
  • Voa News

 

 

The following two tabs change content below.
Trabaja desde la comunicación y gestión cultural, como herramientas que sirven para la transformación social. Su interés está puesto en temas de artivismo, feminismos y música electrónica. También disfruta cocinando y le apasionan las grandes urbes y todo lo que se cuece en sus calles. La música viene de la mano de las fiestas que organiza como promotora y DJ Moto Kiatu y Sonidero Mandril, colectivos que difunden en Madrid los sonidos tropicales y las músicas electrónicas que suenan en África y en su diáspora. Vanessa es cofundadora de Wiriko y es licenciada en Sociología (UB), postgraduada en Desarrollo Internacional (Setem/UPC) y Máster Euroafricano de Ciencias Sociales del Desarrollo: Culturas y Desarrollo en África (URV). Contacto: vanessa@wiriko.org
2 comentarios

Trackbacks y pingbacks

  1. […] son inexistentes o deficitarios, una parte del continente como Kenia, con su Silicon Savannah (de la que hablamos en Wiriko) o más recientemente Ghana, con su Hope City apuestan por megalópolis y centros administrativos […]

  2. […] son inexistentes o deficitarios, una parte del continente como Kenia, con su Silicon Savannah (de la que hablamos en Wiriko) o más recientemente Ghana, con su Hope City apuestan por megalópolis y centros administrativos […]

Los comentarios están desactivados.