A puños con la realidad gabonesa
Christ Mickala está empapado en sudor. Derecha, izquierda, derecha. Otra vez. Uno, dos, tres. Una vez más. Finta y golpe abajo. El joven gabonés entrena sin descanso. El boxeo es su refugio a pesar de que no le da dinero. Es el entusiasmo. “No hay que pegar duro, sólo hay que tener constancia”, le dice su entrenador.
Pero la constancia no da de comer. Christ se dedica a descansar, a ir a entrenar y a guardar la puerta de la discoteca en la que trabaja. Va al mercado, discute con su novia y vive de prestado con su tía. Poco más.
Boxing Libreville es una mirada a la cotidianidad. Amédée Pacôme Nkoulou filma escenas íntimas de un joven soñador y frustrado. El documental recoge las instantáneas de la capital de Gabón a través de este púgil que malvive, al igual que el 30% de la población gabonesa. Pobres en un país de petróleo y magnesio ya que sólo unos pocos acumulan más del 90% de la riqueza del país.
Christ no entiende de porcentajes. Y por no querer, no quiere ni saber. Se tira en el sofá, pero el boletín informativo de la radio lo molesta. Ya están hablando los políticos y la juventud gabonesa tira la toalla.
Es la Libreville del verano de 2016 y se está librando otra pelea. Ali Ben Bongo, hijo del expresidente Omar Bongo, quiere asegurar un segundo mandato. En la otra esquina de este cuadrilátero político está el que fuera jefe de la Comisión de la Unión Africana, Jean Ping.
La gente no quiere hablar de política. La polarización del país se extrema y se tienta la desconfianza. Muchos no quieren votar. Otros tienen otras preocupaciones. ¿Qué carajo importa quién se sienta en la silla si no hay ni agua para lavarse?
De los ocho candidatos a la presidencia, sólo dos caben en un combate que se celebra el 27 de agosto: Bongo y Ping.
“Arde Libreville”, anuncia la radio tras los comicios. Bongo ha ganado con el 49.8% de los votos mientras que Ping consigue un 48,2%, sólo 5.594 papeletas menos. Y ya está montada.
El documental acaba ahí. No recoge las acusaciones de fraude electoral y las reticencias de la comunidad internacional al resultado. Tampoco se observa cómo Ping se declaró ganador para que posteriormente el Tribunal Constitucional ratificase la victoria de Bongo.
El final llega tranquilo, con la realidad pegando hostias y todos en guardia, evitándola. Es difícil reconciliarse con la realidad y quizás las elecciones eran sólo una excusa para empezar de nuevo. Un reto, como aquello de ponerse con la dieta a partir del lunes, y que quedó en nada. La esperanza de cambio se esfumó y Christ sigue pegando derechazos.
Boxing Libreville formó parte de la programación de la 8ª edición del festival de cines africanos y su diáspora de Londres, Film Africa. Esta fue la ocasión para estrenar en el Reino Unido la ópera prima de Nkoulou que se coló entre los nominados al Mejor Documental de los Premios de la Academia de Cine Africana de este año.