Luc Bendza: El africano chino que quería volar
El pasado viernes se estrenaba en la Filmoteca de Catalunya, durante el Festival Internacional de Cinemes Africans de Barcelona (FICAB), The African Who Wanted to Fly (El africano que quería volar), un documental que dejó a más de uno con la boca abierta. Se trata de la historia de Luc Bendza, un gabonés que supo de muy pequeño qué quería ser de mayor gracias a las películas chinas de artes marciales. Sí, has leído bien. De hecho, el objetivo era seguir los pasos de sus ídolos Bruce Lee y Jackie Chan para alcanzar su meta: aprender a volar.
El documental, de la también gabonesa Samantha Biffot, tiene varios puntos interesantes: el de la diáspora africana en China; el de mostrar otra cara del gigante asiático en África alejada de los estereotipos; el de introducir al espectador en el arte marcial wushu; y, quizás, en tener la capacidad de seducir al espectador sobre un género fílmico, el de la lucha, que en Occidente no tiene mucho reconocimiento. Sin embargo, y como explicó el realizador alemán Wener Herzog: “Toda la filmografía de Godard es un timo comparada con una buena peli de kung fu”.
Hijo de altos funcionarios, Bendza nació en 1969 en la tranquila provincia gabonesa de Ogougue-lolo, en el centro del país. No sería hasta la edad de 11 años que este joven intrépido quedó hipnotizado con las películas de artes marciales, aunque el paso definitivo para viajar –con fuertes resistencias familiares, en particular de su madre– lo daría con 15 años. Entonces sí que desafió la gravedad. Un negro en China era un reto identitario más duro que cualquiera de los entrenamientos a los que se vería sometido. El propio Luc explica en un fragmento del documental que fue a una exhibición en una zona rural y que cuando lo vieron aparecer, todo el pueblo salió corriendo… Huyeron. Lo cuenta entre risas, pero no deja de visibilizar el desconocimiento que existe sobre el continente africano en otras regiones del mundo.
Sus éxitos comienzan en 1990. Gracias al entrenamiento junto al maestro Wang Huafeng, Luc consigue ganar la medalla de oro en un campeonato de Miao Dao, una técnica en la que mediante acrobacias tiene que soportar un sable de 1,5 metros. ¿La curiosidad? Que en aquel entonces solo cinco personas dominaban esta práctica en China. Pero este solo fue el primero de una larga lista de vistorias para Luc. Dos años más tarde participaría en un campeonato donde atrajo la atención del representante de uno de sus ídolos: Bruce Lee. Impresionado por la actuación del joven africano, le ofreció un papel en una película de artes marciales… Un sueño para el gabonés que aceptó sin dudarlo. Aunque este film nunca llegaría a ver la luz, le permitió hacer sus pinitos en algunas producciones como Dragon from Shaolin (1996), Warriors Of Virtue (1997) o Extreme Challenge (2001). Por cierto, el 20 de julio se cumplirán 45 años de la muerte de Bruce Lee (falleció a los 32 años) que, aunque parezca mentira, solo terminó cuatro películas, según detalla Iván E. Fernández Fojón en su libro Bruceploitation. Los clones de Bruce Lee (Appleheadteam).
El trabajo de Samantha Biffot lleva al cine una historia inspiradora. Pero el día a día en la vida de Luc Bendza continúa a caballo entre Pekín y Libreville haciendo de embajador africano en Asia y de maestro experimentado en su tierra en la que se encuentra luchando por la última de sus batallas: el reconocimiento de los suyos. Sin embargo, The African Who Wanted to Fly es más que el viaje personal de Bendza. Más bien captura a la perfección la cultura del cine popular en muchas partes de África de mediados de los años ochenta y principios de los noventa. La aspiración de Bendza ha sido ampliamente compartida por muchos jóvenes que soñaban con convertirse algún día en Bruce Lee y otros maestros del arte marcial. Un trabajo que proyecta por lo tanto cómo podría haber sido el sueño de muchos jóvenes si hubieran hecho su viaje.
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