Nambowa Malua: «Las redes sociales están influenciando enormemente museos y galerías»

Nambowa Malua nació en Namibia, hace 29 años y creció entre Angola y Sudáfrica. Cuando en 2007 regresó a su país natal era ya un adolescente ansioso de conocer más sobre técnicas visuales y arte plástico, y hacia esa rama canalizó sus estudios en la Universidad de Namibia (UNAM).

Nambowa Malua

Como estudiante de Bellas Artes dice que se sentía diferente de sus compañeros, que demostraban una interminable paciencia perfeccionando sus piezas. Así fue como en 2012 comenzó a flirtear con el arte digital, al que dice estar tremendamente agradecido por permitirle corregir y retocar con mayor facilidad. Aunque sus pinceladas sugieren un lienzo tradicional y de caballete, el joven ilustrador crea su obra en Adobe Photoshop mediante una tablet. Igual de moderna es su elección de galería, que no es otra que su muro de Facebook. Su nombre empieza a sonar hace unos años, cuando a Malua se le ocurre realizar y difundir a través las redes sociales retratos de personajes de la esfera artística namibia y de otros puntos de África.

Primeramente capturó al poeta y artista de Spoken Word, Don Stevenson, pero es a partir de su retrato del dramaturgo Jacques Mushaandja que se empieza a crear la expectación entre sus seguidores sobre qué artista o personalidad de los medios de comunicación Malua capturará a continuación. Nneka o Elemotho, además de otras personas más anónimas, también han sido inmortalizados por el joven, que dice trabajar a veces en directo y otras veces a partir de fotografías extraídas de la Red. Cuando se trata de captar la esencia de la persona, Malua admite estar probando. En algunos de sus trabajos utiliza el arte más figurativo y en otros es más simbólico, pero sus dibujos siempre varían entre tonos graves de blanco y negro y otros de explosiones de colores vivos con los que consigue no sólo detener la esencia de sus artistas favoritos sino acercarnos a la energía de la tierra africana y su espiritualidad. Sin duda visionario y soñador, Malua cuenta a su favor con la receptividad de la abierta y fresca escena artística namibia, pero también con la de un público global que expresa la admiración a su obra en forma de pulgares hacia arriba en señal de “Me gusta”.

En esta época de selfies, de masificación del acceso a la fotografía, ¿qué aporta la pintura figurativa al retrato?

Al final se trata de una cuestión de expresividad. Quiero dejar claro que no descarto los selfies y las fotos digitales, ni los tacho de narcisistas o de pasatiempo inútil. Todo lo contrario. El selfie y el retrato pintado trabajan diferentes modos de la expresión. Como artista y amante del arte estoy más interesado en la expresión que en el medio. Creo firmemente que la fotografía, en general y en cualquier forma de ejecución, es una revolución artística. Como Picasso y Matisse sostuvieron que hay un artista dentro de todos nosotros, a mi me resulta fascinante ver a personas de todas las edades y estilos de vida con sus smartphones produciendo imágenes que sirven de expresión de lo que ellos son o se sienten. En cambio, en lugar de hacer uso de lentes de cámara, el pintor representa la expresión con medios que son obstinadamente desafiantes a la autoridad, como los aceites y acrílicos, que el artista debe manipular y dominar hasta conseguir que obedezcan su voluntad. Para mí hay muchos factores que producen una profundidad única en el retrato pintado: el tiempo que se tarda en completar un cuadro, la relación que se desarrolla entre el modelo y el pintor, la dinámica de elegir colores, y las emociones presentes… Hacen de este modo de expresión un compromiso.

Creo que es una necesidad casar lo viejo con lo nuevo, sólo para ver qué pasa.

Pero sus retratos están en su mayoría realizados a través de tecnologías digitales, ¿no supone un sacrilegio llamarle pintura?

No lo creo. En vez de buscar la pureza, yo elijo concentrarme en transmitir un mensaje. La historia de las Artes Visuales o Bellas Artes ha sido objeto de muchos sacrilegios y formas poco ortodoxas de creación que finalmente condujeron a nuevos movimientos y nuevas formas de expresión. Creo que es una necesidad casar lo viejo con lo nuevo, sólo para ver qué pasa.

¿Qué importancia tiene Facebook para ti y para tu trabajo?

Como artista, Facebook es una plataforma que me ofrece tanto herramientas legítimas y convenientes como desafíos. La cultura digital en la que ahora vivimos era difícil de imaginar hace muchos años, cuando Internet apenas se usaba fuera del ámbito de la ciencia, la tecnología era posible pero apenas accesible a la gente, los CD eran caros, los teléfonos móviles eran lujos inimaginables… Hoy en día, las transformaciones sociales y culturales que posibilitan estas tecnologías son inmensas. De hecho, son tan inmensas que la difusión del arte en canales sociales como Facebook está afectando enormemente a museos y galerías. La creciente disponibilidad de sistemas de comunicación plantea ciertos retos a la galería de arte como una institución física y digital: por un lado, sobre cómo aprovechar los nuevos medios de distribución e información que estas tecnologías hacen posibles y cómo competir como medio para la práctica cultural en una época saturada de plataformas; y por otro lado, sobre cómo comprometerse con las nuevas prácticas artísticas hechas posibles por tales tecnologías, muchas de las cuales presentan sus propios retos particulares en términos de mantenimiento, legitimación e interpretación. Facebook en particular es un gran espacio interactivo para interactuar con los amantes del arte, los coleccionistas y artistas compañeros de manera mucho más amplia y de alguna manera simultánea.

De alguna manera, algún día me gustaría aprender a despertar cualidades ocultas en la gente que pinto.

Como retratista, le gusta trabajar con artistas de otras disciplinas ¿de qué manera la gente que pinta nutre su trabajo?

Mi visión es usar el arte como un elemento de curación. Creo que soy un artista que capta bien la esencia de otro artista con el retrato pintado. Es maravilloso y muy satisfactorio profundizar en el alma de un compañero de trabajo y echar un vistazo a sus visiones y sueños. La mayoría de las veces pinto a personas que conozco y con las que he hablado, pero elijo no tener ninguna idea preconcebida de quiénes son cuando empiezo a pintarlas. Una vez termino, me convierto en un observador objetivo e inmediatamente un mundo completamente nuevo de atributos se hacen visibles. De alguna manera, algún día me gustaría aprender a despertar cualidades ocultas en la gente que pinto. 

Intento profundizar en la expresión de los sentimientos, aunque no necesariamente de mis propios sentimientos, a menudo algo más, como el sentimiento de la personalidad de otra persona, la raza, la nación de uno o de toda la humanidad.

¿Cómo es ese proceso creativo?

Mi proceso de creación implica en gran medida la autoexpresión. Intento profundizar en la expresión de los sentimientos, aunque no necesariamente de mis propios sentimientos, a menudo algo más, como el sentimiento de la personalidad de otra persona, la raza, la nación de uno o de toda la humanidad. Prefiero crear cuando el espacio y el estado de ánimo son extraños y poco convencionales: me gusta buscar el orden en el caos, ya que parece que eso genera una mayor inspiración en mí. Intento alejar mis pensamientos cuando estoy creando y no darle importancia a los tecnicismos ni a las reglas. Comienzo con trazos aparentemente sin sentido durante tres o cuatro minutos y diez o quince minutos más tarde me gusta volver a esas líneas e intuir las conexiones, ver lo que puedo crear a partir de ellas. Siempre surge algo nuevo. 

Este verano ha estado en España, en el Festival Rototom Sunsplash en Benicàssim trabajando en un mural en directo. Cuéntenos cómo se planea la espontaneidad de ese tipo de obra.

Rototom ha sido una plataforma creativa única para mí. Aunque trabajar espontáneamente a gran escala puede plantear algunos desafíos creativos, me lo he tomado como un proceso de auto-descubrimiento y una oportunidad para desarrollar mi auténtico ser y personalidad creativa. Creo que el arte en vivo beneficia tanto a los artistas como a la gente que mira sin experiencia artística previa y tiene curiosidad por conectarse con el artista que todos llevamos dentro. Pienso que todo el mundo tiene un deseo esencial desconocido de crear, si se le da la oportunidad. Este tipo de auto-expresión y observación creativas es una clave para la preservación de la salud mental.

Su trabajo está inspirado en la gente de África, sus tierras y maneras de vivir.  ¿Cuál cree que es su valor añadido en la escena internacional?

El mundo se ha vuelto muy conectado y la gente es cada vez más curiosa acerca de llegar a conocer de una manera fiel diferentes culturas en diferentes rincones del mundo. En mi obra tiendo a no tener miedo cuando se trata de representar metáforas, rituales o profecías. Como artista, quiero llevar al resto del mundo mi África y sus historias poco o nada conocidas.

Ha trabajado con el músico Elemotho en la creación de la portada de su ultimo álbum, Beautiful World. ¿Te sientes identificado con su filosofía? ¿Qué es para ti un «mundo hermoso»?

Me encanta esa manera positiva de ver la vida. Para mi un mundo hermoso es la habilidad que tenemos los humanos de ver la belleza en el caos, y la capacidad de ser empático y considerado. Es ver el mundo como un lugar de esperanza.

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Laura Feal

licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Santiago de Compostela. Desde 2006 ha trabajado en diversos países de África como Argelia, Malí, Namibia, Mozambique, Mauritania o Senegal con diferentes ONGDs (Cideal, Habitafrica, Alianza por la Solidaridad) y agencias de cooperación en temas de género, migraciones y seguridad alimentaria. Actualmente vive en Saint Louis (Senegal) donde coordina las actividades de la asociación local Hahatay, sonrisas de Gandiol. Se considera una “eterna estudiante y amante del pulso de la vida africana y de sus gentes”.