Que no se apaguen las luces de Harare

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La ciudad de Harare, fundada por los británicos en la década de 1890 con el nombre colonial de Salisbury, es hoy en día uno de los centros urbanos más modernos del sur del Sáhara, con más de 2 millones de ciudadanos de acuerdo con estadísticas del gobierno. La semana pasada, bajo el lema «Switch On» (o ‘encender’), la ciudad fue el escenario de uno de los más grandes, más prestigiosos y con mayor pedigrí entre los festivales urbanos de todo África. Estamos hablando de la 15 ª edición del Festival Internacional de las Artes de Harare, más conocido por sus siglas – HIFA – y considerado por muchos como el Glastonbury africano.

Durante esta cita multidisciplinar anual de 6 días que se lleva celebrando desde 1999, una enorme gama de actividades culturales que van de la música, el teatro, la danza, las artes visuales a la poesía invadió el escenario principal instalado en Harare Gardens, con la presencia de artistas nacionales e internacionales del más alto calibre. La presente edición reunió a artistas como la cantante y bailarina marfileña Dobet Ngahoré, las sensaciones surafricanas deToya Delazy o John Wizards, el compositor caboverdiano Tcheka, el nuevo talento británico de Josephine o el dúo portugués de Maria Joâo y Mário Laginha como platos principales. Aunque no podemos dejar de mencionar la presencia de veteranos de renombre internacional como Oliver Mtukudzi, que abrió la presente edición. La amarga nota de este año para los que pagaron la entrada solo para ellos: la cancelación a ultimísima hora de Freshlyground por un problema con las visas de entrada al país.

Si bien el núcleo de este gran evento es la música; el teatro y el circo dieron lo mejor de sí con las obras Madonna of Excelsior – una adaptación de la galardonada novela de Zakes Mda sobre escándalos sexuales durante el Apartheid; She & He – una historia de amor entre una mujer haitiano-estadounidense y un hombre de Zimbabwe; o la cara más humorística de la mano de comediantes como el malawí Daliso Chaponda. Otros pesos pesados ​​de los escenarios, como la danza y la palabra hablada, no fueron pasados ​​por alto. Colectivos como la jóven compañía de danza zimbabwense 8 Count o los sierraleoneses Dunia Dance Theatre plasmaron también su huella.

Asimismo, un evento para vivir en familia no podría suceder sin la Zona Joven, donde se ofreció una amplia gama de actividades para los más pequeños. Pero también eventos como el programa Poesía Café, organizado por Hivos, muestras de moda y exposiciones de los mejores artistas contemporáneos emergentes de Harare se dieron lugar en la Galería Nacional de Zimbabwe. Además, el festival celebró una serie de talleres, uno de los cuales versó sobre reciclaje urbano.

Pero tiene acceso a este tipo de festivales de arte todo el mundo en Harare? Con las entradas oscilando entre 4€ y 18€, dependiendo de la actuación, una de las principales críticas que la reciente edición de la HIFA he recibido tiene que ver con: a quién va dirigido el HIFA y si este segmento de público está o no reforzando una especie de clasismo social en la ciudad. Sin embargo, los organizadores han tomado medidas para empequeñecer esta brecha y abrir el HIFA a la Harare más desfavorecida. Según ZimEye, el HIFA repartió 595 entradas gratis para los huérfanos de la ciudad. Sin embargo, las fotos publicadas en el facebook del HIFA muestran una imagen bastante homogénea del tipo de público asistente.

Tal vez no sea central en el proceso de planificación del HIFA, pero la cuestión del acceso de los pobres al sector cultural entendida como un fenómeno urbano debería ser uno de los puntos clave en la evaluación de las repercusiones de HIFA 2014. Los fructíferos impactos en términos económicos y las ganancias debidas a las adineradas audiencias internacionales que representan el llamado turismo cultural son claras, pero también la posibilidad de crear nuevas oportunidades, el intercambio entre los diferentes agentes culturales y la comunidad local de artistas y emprendedores son algunos resultados positivos del HIFA. Sea como sea, la regeneración de Harare por este acontecimiento cultural como motor de desarrollo urbano está fuera de cualquier duda.

Si el alcalde de Harare o el gobierno de Zimbabwe están haciendo suficiente para mantener vivo este festival urbano, o incluso si lo ven como necesario, es otro tema. Pero a juzgar por el empleo generado por el sector de la cultura en un país con enormes tasas de desempleo, uno puede entender los esfuerzos de cooperación llevados a cabo por los sectores tanto públicos como privados y los organizadores del HIFA. Según un informe de la UNESCO, ya en 2004 el HIFA aseguraba el 70% de sus ingresos gracias al patrocinio corporativo. Telecel, uno de los principales patrocinadores de este año, ha invertido más de 41.000€ en la presente edición. Pero también firmas como Old Mutual,  Coca Cola o Emirates son algunos de los inversores que ven el sector cultural como una oportunidad de negocio. Por otro lado, socios como la Embajada de Noruega, Hivos, la Alliance Française o Africalia, se consolidan como aliados ubicuos que ven la cultura como una herramienta para el desarrollo local, posibilitando, a su vez, la apertura de la esfera artística más allá de las élites.

Y a pesar de que el HIFA 2014 ha terminado, las luces que éste han encendido en Harare no deben «apagar» el lugar que ocupa esta ciudad en la vista panorámica continental e internacional. Las artes y la escena de la cultura están vivos en Harare el resto del año. El Shoko Festival sigue siendo un gran evento en la cultura urbana de la capital zimbabwuense. El Festival Internacional de Cine de Zimbabwe sigue atrayendo a los amantes del cine africano en la ciudad, que se ha colocado en la hoja de ruta de los amantes de la moda por su Semana de la moda de Zimbabwe. Por no hablar de las diversas organizaciones, instituciones, ONGs, artistas y espacios culturales como The Mannenberg Jazz Club, The Book Café  y una creciente gama de clubes nocturnos que ofrecen entretenimiento los 365 días del año en la vibrante capital de Zimbabwe.

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Investiga y escribe sobre ciudades africanas, derechos humanos y música. Le mueve la creatividad con la que construye futuro la juventud africana en contextos urbanos, especialmente en África del Este. Sus campos de trabajo son el periodismo escrito y radiofónico, la investigación o la gestión cultural. Cofundadora de Wiriko y coordinadora de Seres Urbanos (EL PAÍS), actúa como consultora independiente para entidades del tercer sector y actualmente, es Técnica de Cooperación Internacional en el Ayuntamiento de Girona. Licenciada en Filosofía (UB), posgraduada en Estudios Africanos y Desarrollo (UPF) y máster en Culturas y Desarrollo en África Subsahariana (URV).
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  1. […] a reunirse en torno a posibles sinergias panafricanas. María Wilson, directora ejecutiva de la HIFA, el “Festival Internacional de las Artes de Harare”; Yusuf Mahmoud, director del “Sauti Za Busara de Zanzíbar” o Faisal Kiwewa, director […]

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