“La danza es la forma de demostrar nuestra independencia”
Entrevista a Germaine Acogny, icono universal de la danza contemporánea
«La danza contemporánea es la libertad y la forma de demostrar nuestra independencia»
«En África somos totalmente contemporáneos, un ejemplo de ello son nuestras danzas urbanas».
«Si observamos todas nuestras danzas hay unas raíces comunes, que son el contacto con el suelo y la elevación al cielo, es el diálogo con el cosmos. Nuestras danzas están inspiradas en la naturaleza»
«En cuanto a esa África pesimista, yo siempre digo a los jóvenes que hay que ir a ver lo que pasa en otros lugares y volver a casa. Yo digo que África es el futuro. Tenemos de todo. Si nuestros gobernantes hicieran más y no estuvieran bajo el yugo de Europa que nos explota bailando una danza macabra sobre nuestras cabezas…»
«Occidente necesita a la juventud africana». «Es lamentable que cierren las fronteras. Europa debe ayudar a los inmigrantes africanos, puesto que van a ayudarles a mantener su sistema de la seguridad social. Europa está vieja, necesita a esos jóvenes, sin ellos morirá»
El pasado 15 de octubre tuvimos el honor de entrevistar en los teatros del Canal en Madrid, a un icono de la historia universal de la danza contemporánea, Germaine Acogny, invitada de honor del II Ciclo de Danza Contemporánea Africana, organizado por Lanla Move.
Considerada una de las cien personas más influyentes del continente africano según la revista Jeune Afrique, esta franco-senegalesa de origen beninés sigue bailando, coreografiando y enseñando a sus 71 años.
Con una larga trayectoria como pedagoga, ya en 1968 creó el primer estudio de danza de Dakar. Entre 1977 y 1982 dirigió, en la misma ciudad, la reputada escuela Mudra Afrique, fundada por Maurice Béjart y el poeta y primer presidente de Senegal, Léopold Sédar Senghor. Al ser cerrada con el cambio de gobierno, se exilió a Bruselas para trabajar con la compañía de Béjart.
Tras más de una década en el viejo continente, impartiendo, entre otros, cursos internacionales de danzas africanas y dirigiendo en Toulouse el Estudio Ecole Ballet-Théâtre du 3eme Monde que fundó junto a su marido Helmut Vogt en 1985, regresa a Senegal junto a él en 1995, para crear en Toubab Dialaw -un pequeño pueblo de pescadores de la Petite Côte-, l´École de Sables. Centro de referencia en el continente africano, es un gran espacio de formación profesional en danza, perfectamente integrado en la naturaleza, en el que jóvenes bailarines africanos principalmente, aunque también de otros países del mundo y artistas de otras disciplinas, pueden aprender, reflexionar, crear e intercambiar en un marco inigualable.
Formada en danzas tradicionales de África del Oeste (de Senegal, Benín y Mali), en ballet clásico y danza contemporánea (técnica Graham y release), en París y New York y en danza clásica de la India, es la única coreógrafa que ha creado, desarrollado y codificado una técnica de danza contemporánea africana que ha obtenido reconocimiento a nivel mundial.
Y es precisamente su técnica la que vino a transmitir a Madrid, a un grupo de bailarines profesionales y amateur, como invitada de honor del II Ciclo de Danza Contemporánea Africana, organizado por Aïda Colmenero Díaz (Lanla Move), la única bailarina y coreógrafa española que ha sido formada de primera mano y es transmisora en diferentes países africanos y en España, de la técnica Acogny. Una técnica en la que la columna vertebral es el eje principal en torno al cual es articulada, que se inspira de y readapta las danzas tradicionales africanas al mundo contemporáneo, partiendo del contacto con la tierra y poniendo en comunicación al ser humano con la naturaleza.
NV: Cuando hablamos de danza contemporánea, ¿hay que marcar la diferencia entre danza occidental y africana?
GA: Por supuesto, porque Occidente es diferente de África. De hecho, no puedo hablar de África en su globalidad. Igual que en Europa, en África hay que diferenciar bien entre países. Ya por ejemplo en Senegal hay diferentes regiones como la Casamance. Existen diferentes criterios.
Cuando decimos contemporáneo, es “hoy”, ¿no es así? Si pensamos en nuestras danzas patrimoniales, nos daremos cuenta de que no son iguales que antes. Si tomamos como ejemplo el sabar de los lebus y de los wolof, no es lo mismo cómo yo bailaba esta danza hace años a cómo la bailan los jóvenes hoy en día. Es verdad que es el mismo ritmo, pero a su vez es totalmente diferente porque es contemporáneo, se baila ahora. Lo mismo ocurre con el coupé- decalé de Costa de Marfil. Somos contemporáneos y lo que hacemos es contemporáneo. “Contemporáneo” es un concepto. Por ejemplo, Francia tomó este concepto para marcar la diferencia entre la danza moderna americana y la danza contemporánea de su país. Yo digo que el “contemporáneo” es la danza de los tiempos modernos, que se produce en la actualidad. En África somos totalmente contemporáneos, un ejemplo de ello son nuestras danzas urbanas.
En l´Ecole de Sables, tenemos bailarines que vienen de la tradición, porque para ir hacia el futuro, hay que remitirse al pasado. Pensamos que es muy importante tenerla en cuenta porque sí no sabes a dónde ir, mira de dónde vienes. Es muy importante partir de nuestras raíces para ir hacia lo contemporáneo. De hecho, ni siquiera diría la danza contemporánea, sino las danzas contemporáneas, porque hay tal variedad de danzas ya sólo en Senegal… Pero si observamos todas esas danzas hay unas raíces comunes, que son el contacto con el suelo y la elevación al cielo, es el diálogo con el cosmos. Nuestras danzas están inspiradas en la naturaleza, eso es lo que yo he hecho con mi danza africana moderna. Prefiero decir danza africana moderna para no crear confusión con lo contemporáneo.
En definitiva, podemos hablar de una danza de los tiempos modernos de la que los jóvenes se sirven para expresar los sentimientos de hoy.
NV: Bueno, en cierto modo ya me ha respondido a la segunda pregunta: Hablamos de danza contemporánea africana o danza contemporánea en África?
GA: Prefiero decir danza contemporánea en África puesto que no sólo hay una. Ya sólo en Senegal podemos hablar de diferentes tipos de danza contemporánea. Nosotros tomamos en cuenta las raíces de diferentes danzas de Senegal, como la de los diola o los serer. Junto con mi hijo, Patrick Acogny, doctor en Artes del Espectáculo y director artístico de l´Ecole de Sables, deconstruimos las danzas patrimoniales en el tiempo y en el espacio. Se llevan a la abstracción para construir una nueva danza a partir de la combinación de ellas.
NV: ¿Cuáles son sus influencias en tanto que bailarina y coreógrafa?
GA: Principalmente son mis danzas patrimoniales, el entorno, lo que pasa actualmente y los medios de comunicación. Todos me inspiran para expresar lo que tengo ganas de decir.
NV: A sus 71 años, continúa bailando. ¿Hay una edad para la danza?
GA: No hay edad para la danza. Actualmente Olivier Dubois, ha creado para mí, una nueva versión de la Consagración de la Primavera: Mon élu noir, le sacre 2. Él tiene 42 años y me llama A mi “jeune fille”, a pesar de que sabe que todo el mundo me llama mamá. Sin embargo, tengo la experiencia y vivo con la pasión de mi edad. No tengo ganas de tener ni veinte, ni treinta, ni cuarenta años, estoy orgullosa de mis setenta y uno y quiero bailar con la energía que ellos me aportan.
Otra de mis últimas creaciones es À un endroit du début, donde hablo, bailo… Creo que es la pasión la que me lleva a ello. Lo que me ha inspirado también es ver en Toubab Dialaw, donde está l´Ecole des Sables, una comunidad de mujeres que yo no conocía pero a la que sin embargo me dicen que también pertenezco, le Ndëpp. Esas mujeres, que a pesar de sus problemas y de sus más de ochenta años se ponen a bailar con una energía devorante al son del tam tam, son un ejemplo para mí. Espero poder conservar esa energía.
NV: Acabas de mencionar l´Ecole de Sables. ¿Por qué crear una escuela de este tipo en Senegal?
GA: Fui directora en Dakar de Mudra Afrique, creada por Maurice Béjart y el presidente Léopold Sédar Senghor. Cuando el presidente se marchó, sus sucesores no quisieron mantenerla. Yo me exilié y regresé a Senegal al cabo de los años con mi marido, Helmut Vogt, para crearla. Al principio tuve mis dudas, pero para formarse en una profesión, hacen falta escuelas ¿no? Hacen falta escuelas de medicina para formar médicos, ¿por qué no una escuela para formar bailarines?
Y la verdad es que conseguimos nuestro objetivo. Tuvimos suerte, la verdad. Al principio contamos únicamente con nuestros propios medios, y poco a poco con otros financiadores. Contamos con el apoyo de Arts International de Estados Unidos, y de Europa, que han contribuido a que podamos tener este centro, este pueblo para la danza, para ayudar a todos los africanos a afrontar sus esperanzas a través del trabajo, a través de la danza.
Cada dos años hacemos cursos internacionales abiertos a los cinco continentes y tenemos bailarines que vienen de todo el mundo. Hemos conseguido lo que los políticos no han podido, unir África y los cinco continentes a través de la danza. La escuela es un centro de vida, de intercambio, de formación, de creación, de residencia. Desgraciadamente sólo tenemos financiación extranjera, esperemos que en Senegal también tengamos partenaires que apoyen y tengan en consideración la danza.
NV: Entonces, es una iniciativa privada, financiada con fondos extranjeros
GA: Eso es, una iniciativa privada con vocación pública.
NV: Desde que Senghor, que era un gran amante de las artes y la cultura, dejó de gobernar el país no ha vuelto a haber políticas públicas que apoyen la danza, ¿Se atisban cambios a este respecto?
GA: Los artistas, ya sea en artes plásticas, teatro, danza…de momento se autofinancian, esperemos que al menos haya cada vez más financiación privada.
NV: Desde Europa, desgraciadamente, se tiene a veces una visión pesimista, folclórica e incluso romántica, del continente africano. ¿Qué puede decir la danza contemporánea que se produce en África al mundo?
GA: Bueno, existe Afrique en Création desde 1990 y los Rencontres Chorégraphiques, de los que yo he sido directora durante cinco años, que de algún modo han cambiado algo el espíritu, porque en ellos han participado jóvenes coreógrafos africanos que han comenzado a inundar y a inspirar a Europa. En cuanto a esa África pesimista, yo siempre digo a los jóvenes que hay que ir a ver lo que pasa en otros lugares y volver a casa. Yo digo que África es el futuro. Tenemos de todo. Si nuestros gobernantes hicieran más y no estuvieran bajo el yugo de Europa que nos explota bailando una danza macabra sobre nuestras cabezas… Occidente necesita a la juventud africana. Es necesario ese intercambio.
El futuro está en África, que no nos cuenten historias. Es normal que muchos jóvenes quieran ir a Europa a recoger algunas migajas, pero ¿qué recoge Europa de África? Nuestros diamantes, nuestra tierra y sin embargo cierran sus fronteras. Es lamentable que cierren las fronteras mientras que sólo se pueden obtener de allí algunas migajas. Europa debe ayudar a los inmigrantes africanos, puesto que van a ayudarles a mantener su sistema de la seguridad social. Europa está vieja, necesita a esos jóvenes, sin ellos morirá. Es necesario ayudarse mutuamente, si no lo hacemos…
También les digo a mis alumnos que con el dinero hay que tener cuidado, se puede volver contra ti. El dinero tiene una energía muy fuerte. Cuanto más dinero das, más dinero recibes. Sin embargo, parece que cuanto más dinero ahorras, más tienes, yo no lo creo. Helmut y yo, hemos invertido nuestro propio dinero en l´Ecole de Sables, y no tenemos deudas. Podríamos ganar más, pero no lo necesitamos. Tenemos suficiente con la energía que desprenden los bailarines que recibimos. Nos sentimos afortunados.
NV: Una última pregunta: ¿qué tiene que decir la danza contemporánea al continente africano?
AC: Ser libres. En los años 60 ya recorrimos el mundo entero con nuestras danzas y ballets tradicionales, sin embargo, la danza contemporánea es la libertad de expresión, permite decir las cosas sin decirlas, gritar sin gritar. La danza contemporánea es la libertad y la forma de demostrar nuestra independencia.