La Bienal de Dakar, 30 años de emancipación del arte africano contemporáneo
La Bienal de Dakar o Dak´Art, una de las ferias de arte contemporáneo más importantes del continente africano, cumple en medio de la pandemia 30 años de construcción de poderosas redes africanas y de la diáspora en torno a las artes visuales. Precisamente debido a la situación generada por el coronavirus, esta edición conmemorativa ha sido aplazada hasta nueva fecha, dejando en pausa a numerosos artistas y cientos de visitantes que cada dos años se dan cita en la capital de Senegal.
Este encuentro ha logrado a lo largo de estas tres décadas fabricar su propio discurso en cuanto al arte contemporáneo hecho tanto en África como en la diáspora, al que se le suman cada año artistas procedentes de distintos países. “Dak´Art está en la encrucijada de creadores de diversos orígenes, artes distintos pero convergentes”, sostiene en el dosier de prensa de esta edición Abdoulaye Diop, ministro de Cultura de Senegal, una de las instituciones que ha apostado con mucha fuerza por esta iniciativa. Durante un mes –esta 14ª edición se iba a celebrar del 28 de mayo al 28 de junio- 71 artistas de Sudáfrica, Marruecos, Senegal, Angola o Cuba dialogarían a través del arte sobre el tema propuesto para este año Ĩ ndaffa / forger / out of the fire (‘salir del fuego, en su traducción al español).“Este tema general se refiere al acto fundador de la creación africana que alimenta la diversidad de la creatividad africana contemporánea, al tiempo que proyecta nuevas formas de contar y comprender África. Denota la dinámica y la acción de crear, recrear y mezclar”, señala el director artístico de esta edición, El hadji Malick Ndiaye en la web de la Bienal de Dakar.
Una vez más, Dak´Art se erigiría como una torre de babel del arte donde se pondría de manifiesto la pluralidad cultural africana, en la que cada artista, aun hablando un idioma visual distinto, conversa sobre aquello trascendente a la vida y a la actualidad, como el papel de la mujer, las migraciones o la diversidad cultural. Los de la Bienal, son días también para que se refuercen las colaboraciones entre los artistas de los países africanos y donde Dakar proyecta el arte hecho en el continente al mundo, con representantes de los centros Pompidou de Paris o del Tate Modern de Londres paseándose entre sus salas y espacios.
La Bienal de Dakar se creó en 1989, aunque la primera edición se celebró un año después. Durante sus primeras ediciones se intercalaban las artes visuales y la literatura en cada cita, hasta que en 1996 se decidió que el enfoque sería únicamente en las artes visuales. Dak’Art no se suele olvidar de recordar a los personajes ilustres de África o de su diáspora como una manera de realzar la contribución de las culturas africanas al devenir de la historia. Así, en la última edición de 2018, se quiso hacer homenaje al poeta martiniqués Aimé Césaire con el lema ‘La hora roja’, que hacía mención a una de sus obras sobre la emancipación. Dos años antes, había sido su amigo y primer presidente de Senegal tras la colonización, Léopold Sédar-Senghor a quien se le había rendido tributo.
Desde el Museo Léopold Sédar-Senghor o la Casa de la Cultura Douta Seck, al monumento del Renacimiento o el Museo de las Civilizaciones negras -donde, además, están alojadas piezas de ediciones anteriores-, la Bienal de Dakar demuestra que la feria no se ha diseñado como plataforma encorsetada en la que el arte solo se cuelga de paredes rígidas y se ubica en salas anodinas. En su esencia, el arte puede respirarse en otros escenarios más realistas, en las calles, al aire libre, donde las piezas se aprecian desde otro prisma y al compás de las dinámicas de la capital.