Tutu: la historia del Reino Ashanti hecha serie de animación
AnimaxFYB Studios ha estrenado Tutu: la historia no contada de un reino, una serie histórica de animación de 24 minutos sobre la búsqueda de Osei Tutu, el primer rey Ashanti, para liberar a su pueblo de la esclavitud en Denkyira.
Si a alguien le quedaba la duda de cómo el cine puede contribuir a explicar la historia del continente africano, con la nueva aventura del artista ghanés Francis Brown, se completa un círculo que iniciaron los pioneros de los cines africanos en la década de los sesenta. La sentencia del senegalés Ousmane Sembène “la escuela nocturna de mi pueblo”, se podría complementar seis décadas después con esta otra de Brown: “la animación se puede utilizar para activar mentalidades y para abordar problemas relacionados con nuestras comunidades”. Como explican en su página web, Tutu es una animación familiar que aborda la cita «unidos estamos, divididos caemos» y se basa también en la conexión ancestral y la armonización con la naturaleza, «un concepto importante en nuestros esfuerzos globales para conservar nuestro medio ambiente».
La animación de Tutu
El director ghanés Francis Brown explica que al adoptar este fragmento histórico en forma de animación estaba haciendo realidad un sueño. ¿El motivo principal? Las historias que se producen a nivel mundial están dominadas la mirada occidental. “Observando el sector de la animación en sí mismo, puedes apreciar que en África está muy verde… Y todo lo que he estado viendo durante los últimos años siempre ha sido sobre la historia de otras personas. Así que decidí utilizar la animación para contar nuestras propias historias. La historia de un africano; una historia africana desde una perspectiva africana”.
El equipo de AnimaxFYB Studios tiene en mente completar las tres temporadas, cada una de ellas con trece episodios. El guionista, Yaw Frimpong Boakye, menciona lo emocionado que estaba trabajando en el proyecto y subraya que finalmente contribuye a contar la historia africana. “A veces, como africanos, olvidamos que tenemos héroes y que nuestros antepasados hicieron grandes cosas que deberían inspirarnos a hacer aún más. Muy a menudo pensamos que, si el hombre blanco no está haciendo algo, entonces no somos capaces. Sin embargo, historias como Tutu nos cuentan que nuestros ancestros hicieron grandes cosas y, por lo tanto, tenemos nosotros mismos la responsabilidad de continuar contando la historia africana”, sentencia Boakye.
La puerta que abre Tutu es aleccionadora: “Realmente me encantaría ver a un niño africano sentarse detrás de la pantalla y ver contenido que esté directamente relacionado con él. Y usar la animación para contar esta historia también marcará un punto de inflexión importante en África, especialmente en Ghana. Sí, es posible construir un estudio de animación aquí”, apostilla Brown.
La historia, en corto, del imperio Ashanti
El Imperio Ashanti es considerado como uno de los estados más prósperos y más fuertes de África occidental. Ocupó parte de la actual Ghana en los siglos XVIII y XIX. Los ashanti eran un subgrupo étnico de personas de hablaban akan y estaban compuestos por pequeños jefes. Los ashanti se rebelaron contra el estado soberano de Denkyira y, después de varias luchas, algunas de ellas aplastadas, los ashanti vieron a Osei Tutu ascender como Asantehene, o el rey del recién formado Imperio Ashanti. Estableció su capital en Kumasi y el máximo símbolo era el taburete dorado que simbolizaba la unidad del Estado.
Según la leyenda, se convocó una reunión de todos los jefes de clanes de cada uno de los asentamientos ashanti justo antes de declarar la independencia de Denkyira. En esta reunión, el taburete de oro fue mandado desde el cielo por Okomfo Anokye, jefe-sacerdote o asesor de Asantehene Osei Tutu I y llegó desde los cielos hasta el regazo de Osei Tutu I. Okomfo Anokye declaró el taburete para ser simbólico del nuevo reino Ashanti y se juraron lealtad a las heces y a Osei Tutu como Asantehene. La nueva unión Ashanti declarada posteriormente libró una guerra y derrotó a Denkyira. El taburete sigue siendo sagrado para los ashanti, ya que se cree que contiene el Sunsum, el espíritu o alma del pueblo ashanti.
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