Zimbabue, ¿factoría musical del África Austral? (vol.I)

Portada del disco 'Rising Tide' de la banda Mokoomba.

Portada del disco ‘Rising Tide’ de la banda Mokoomba.

La música tradicional zimbabuense de la mbira llegó a la fama mundial gracias a la electrificación y las letras combatientes que los hervideros independentistas de los 70 y 80 sellaron como ‘música de lucha’ o chimurenga, popularizada e internacionalizada por el encasillado en la fórmula comercial de las “músicas del mundo”, Thomas Mapfumo. Su estilo, que alcanzó fama mundial de la mano de las multinacionales discográficas, ha sido relevado por otros artistas que siguen en plena forma y muy bien situados en el mercado internacional como Oliver Mtukudzi, popularmente conocido como Tuku, o más recientemente por la banda Mokoomba, que se enorgullece de formar parte del sonido emergente de las Cataratas Victoria. La fórmula que mezcla sonidos locales, influencias como el funk, el pop, el reggae o el hip-hop, con lenguas vernáculas e inglés es la más efectiva para alcanzar cuotas de venta dentro del circuito global. A pesar de que el término “músicas del mundo” parece haber caído en la estigmatización, sí se está popularizando la etiqueta de “afro-fusión”, que no variaría mucho la generalización de lo producido en África, pero que tendría una mirada un poco más afro-centrista.

Lo cierto es que, a pesar de que siempre se habla de la dependencia de las antiguas metrópolis en cuanto a la producción musical, la digitalización en términos de grabación o las políticas de apoyo para la creación de industrias culturales locales como las de Zimbabue, nos obligan a invertir la mirada. Mapfumo, Mtukudzi o Mokoomba no son los únicos en exportar sonidos de Zimbabue. De hecho, los sonidos locales, que prácticamente monopolizan las ondas radiofónicas del país, están muy presentes en festivales, galas televisivas o emisoras de radio sudafricanas y la exportación de sus productos de más calidad, han provocado que Zimbabue se convierta en una auténtica factoría de discos no solo para sus propios músicos, sino también para los artistas de Mozambique, Botsuana o Zambia, que se trasladan a los estudios de grabación de Harare o que editan bajo sellos zimbabuenses. La formación de agentes musicales[1] ha sido crucial para convertirse en un punto caliente del mercado sonoro. Así, el Ministerio de Educación, Deporte, Arte y Cultura de Zimbabue dirige sus esfuerzos a invertir en ayudas, avanzar en políticas de protección de los derechos de autor o marcando estrategias contra la piratería (que representa, así como el sector informal, un 80% del mercado global).

El Sungura se ha convertido de esta forma en uno de los estilos más populares del África Austral, y con él, artistas como Alick Macheso o Somandla Ndebele se alzan como auténticos fenómenos de masas. En Zimbabue, lo ‘Indie’ –rótulo bajo el que se conocen el pop, el rock, el punk, el disco o el reggae proveniente de Sudáfrica o los países occidentales-  suena con mucha menos asiduidad que los estilos locales, que se popularizan en clubes y emisoras de radio. Lo mismo sucede con otros estilos como el mbira, en el que se enmarcan artistas como Chiwoniso Maraire; el góspel, con cantantes como Shingisai Suluma; o el Groove urbano de músicos como Roki, que hibridan el Kwaito y el Soukous o rumba congoleña, con el ‘Indie’ y el Sungura.

La creación de los Zimbabwe Urban Music Awards es solo un ejemplo más de la diversidad y riqueza sonora que produce un país que no suele destacar por datos positivos como éste en la prensa internacional. En este rico panorama musical, y sin entrar en debates sobre la represión política y social ejercida por Robert Mugabe -presidente del país des de hace más de tres décadas-, los especialistas ven muchos hándicaps aún por resolver, pero lo cierto es que las cada vez más tenidas en cuenta economías creativas se posicionan en el caso zimbabuense como un hito esperanzador y que merece ser tenido en cuenta.

zimbabwe urban music awards


[1] Las políticas educativas del gobierno han elevado las tasas de alfabetización de Zimbabue a las más altas de África, en un 90% de la población.

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Investiga y escribe sobre ciudades africanas, derechos humanos y música. Le mueve la creatividad con la que construye futuro la juventud africana en contextos urbanos, especialmente en África del Este. Sus campos de trabajo son el periodismo escrito y radiofónico, la investigación o la gestión cultural. Cofundadora de Wiriko y coordinadora de Seres Urbanos (EL PAÍS), actúa como consultora independiente para entidades del tercer sector y actualmente, es Técnica de Cooperación Internacional en el Ayuntamiento de Girona. Licenciada en Filosofía (UB), posgraduada en Estudios Africanos y Desarrollo (UPF) y máster en Culturas y Desarrollo en África Subsahariana (URV).
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  1. […] 2013 ha sido el año en que Zimbabwe ha roto los esquemas y nos ha brindado los ritmos de Mokoomba o descubierto a nuestros queridos Jacaranda Muse. Cuando los raperos senegaleses han tomado […]

  2. […] la emergente producción musical de estudios y sellos discográficos establecidos en Zimbabue. Si la semana pasada os avanzábamos que los músicos malauís, mozambiqueños o zambianos recurren a los estudios de […]

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