Cuba vista desde Guinea
Tierno Monénembo es, probablemente, el autor guineano más conocido. Un clásico y un contemporáneo al mismo tiempo. Su primera novela, Les Crapauds-brousse, editada en 1979, está dentro de la primera categoría; la penúltima, Le Terroriste noir, de 2012, en la segunda. Durante esa trayectoria ha conseguido acumular en sus vitrinas los premios más prestigiosos de la literatura francófona: el Prix Tropiques, el Prix Ahmadou-Kourouma, el Grand Prix Palatine, el Grand Prix du Roman Métis y hasta el inalcalzable Prix Renaudot, en 2008.
Y, tras todo este periplo, llega la decimosegunda novela de Monénembo, Les Coqs cubains chantent à minuit, que encaja perfectamente en esa trayectoria. La novela revisita la historia de la isla, pero también aborda una historia de migraciones, de la constante afrocaribeña, de amor, de interculturalidad, de revolución y, sobre todo, de música, de mucha música. El escritor togolés Sami Tchak ha descrito la novela de su compañero guineano de la manera más sucinta y, a la vez, más incisiva y precisa. Tchak ha dicho que Les Coqs cubains chantent à minuit es “un viaje al revés” y eligiendo las palabras de uno de los personajes del libro explica: “¡Un africano en Cuba en busca de sus raíces! Es la primera vez que escucho algo así. En un tiempo normal, los hechos ocurren al revés”.
Y es que Monénembo ha construido una historia enrevesada, pero que sirve que telón de fondo perfecto para tratar todos los temas que interesan al novelista. La aguja que va hilvanando todos esos temas es Tierno Alfredo Diallovogui, conocido como El Palenque, el protagonista de la historia de búsqueda. El Palenque es, en realidad, un poco guineano, un poco cubano y un poco francés o, más bien, es todas esas identidades al mismo tiempo. Su padre, fue un popular saxofonista guineano que en una actuación en Cuba se enamoró de Juliana, la madre del protagonista. La joven dejó la isla junto al músico y el muchacho fue concebido en Guinea. Nació en la isla caribeña, por decisión de la madre, que después regresó junto a su marido al país africano. Sin embargo, la relación entre el saxofonista y la enamorada joven cubana no termina de funcionar y la chica decide regresar a su isla, pero antes de salir del país es despojada de su bebé.
El chico acabó en París y decidió viajar a Cuba tras las huellas de su madre, de la que apenas guarda el recuerdo de la canción que le cantaba en sus primeros años. Sin embargo, no es El Palenque quien nos cuenta esta historia, sino Ignacio Rodríguez Aponte, el guía buscavidas que ha acompañado al guineano-cubano en su estancia en la isla. Una vez expulsado de Cuba el protagonista, Rodríguez Aponte le escribe una carta en la que le desvela algunas de las incógnitas a las que buscaba respuesta, incluida la historia del abuelo paterno de El Palenque con “los barbudos” de Castro durante la revolución.
Casualmente, en las últimas entradas hemos tratado el tema de las líneas rojas a las que se enfrentan los autores africanos. Sin embargo, Monénembo parece ignorarlas, al describir la realidad cubana desde su visión guineana y al reinterpretar la evidente relación entre África y el Caribe con una perspectiva muy personal. No es nuevo para el escritor guineano el afán del escritor por explorar otras realidades ajenas a la africana. Ya lo hizo en Pelourinho, en esa ocasión desde el también indudable vínculo afrobrasileño. Y también lo ha hecho, más recientemente, en Le Terroriste Noir, su penúltima y aclamada novela. En Le Terroriste Noir, el novelista utiliza la figura de un desubicado africano en la Francia ocupada por los nazis, para dar una visión, también muy particular de la lucha de la Résistance.
Monénembo huyó de Guinea Conakry en 1969 y pasó por varios países de África occidental antes de instalarse en Paris. Las obras del novelista se mueven entre las reflexiones de África con las diferentes diásporas y su origen peulh. Les Coqs cubains chantent à minuit se fraguó durante un periodo de residencia del autor en Cuba. Precisamente, durante ese periodo el novelista supo que había sido premiado por el Prix Renaudot por su obra Le roi Kahel, en la que narra la historia de un explorador francés que se introdujo tanto en la cultura peulh que acabó convirtiéndose en uno de sus reyes. No hay duda de que Monénembo tiene especial querencia por las historias insospechadas, por aquellas que no cumplen con los cánones de lo previsible. De lo que tampoco hay duda es de que las novelas del escritor guineano están llenas de narraciones trepidantes. Lamentablemente, sólo una de sus novelas está editada en España, El mayor de los huérfanos, sobre el genocidio ruandés; aunque Pelourinho también está traducido al español en México. De momento, la editorial ofrece un fragmento de Les Coqs cubains chantent à minuit en este enlace.