Y Argelia cambió profundamente (y Fanon nos los explica)

En 1959, en medio de la guerra de independencia argelina, prácticamente en el ecuador temporal de ese conflicto, paradigma de la lucha de liberación anticolonial, Frantz Fanon publicó Sociología de una revolución. Ahora cuando se cumplen sesenta años del acuerdo que puso fin a esa guerra, la editorial Txalaparta recupera este texto, a través de una traducción ya clásica de Victor Flores Olea. El intelectual martiniqués, uno de los baluartes del argumentario de la descolonización de mediados del siglo XX, hace un ejercicio poco convencional en esta obra, y es que en medio del fragor de la revolución emancipadora argelina huye de la épica o del efectismo de los hechos y el discurso heroico, para fijarse en algo mucho más cotidiano y, al mismo tiempo, mucho más profundo: cómo esa lucha de liberación había provocado profundos cambios en la sociedad argelina; en la forma de ser y vivir argelina; en el día a día de las familias argelinas anónimas.

El escritor e intelectual, Frantz Fanon. Fuente: Editorial Txalaparta

Seguramente, Sociología de una revolución haya podido pasar relativamente desapercibida a la sombra de otras obras de Fanon como Piel negra, máscaras blancas o, especialmente, Los condenados de la tierra. Sin embargo, la labor de inmersión que el filósofo y pensador hace en las raíces más profundas de la sociedad argelina para proyectar las transformaciones provocadas por el contexto de la lucha de liberación, nos ofrece una valiosísima información para entender los mecanismos más profundos de los procesos de descolonización.

Fanon aborda esta renovación radical a través de algunos de los elementos clave en la articulación de la sociedad, concretamente, de la sociedad argelina, aunque no exclusivamente. El primero de estos elementos es el velo, sobre el que arroja una serie de reflexiones que nos obligan a pensar sobre su papel más allá de nuestros prejuicios, de los convencionalismos y de las ideas preconcebidas. Las modificaciones se trasladan también a la manera de consumir o utilizar los medios de comunicación, poniendo especial atención en la radio y con una derivada igualmente interesante en el uso de la lengua de francesa, la lengua de los colonizadores. La organización, o más bien, la reorganización de la familia argelina también nos da una perspectiva de lo profundo de los cambios operados por la revolución. Resultan curiosos, de la misma manera, cómo se proyecta la percepción de la medicina y su instrumentalización dentro de las estructuras coloniales. Y, finalmente, el crucial y confuso papel jugado por la comunidad europea en la Argelia colonial.

Desde el propio corazón de la revolución, Fanon se para a observar los cambios que quedarán, los que se están marcando como un tajo en las estructuras más profundas y que trascenderán a las materializaciones políticas; las líneas que la revolución ha llevado a cruzar y de las que no hay camino de retorno. Uno de ellos es el papel que la mujer juega en ese proceso de liberación y, sobre todo, la fractura que desencadena en una sociedad precolonial, partiendo de un punto de partida poco revelado y es que la administración colonial fue la primera en instrumentalizar el velo y darle un papel incluso más simbólico o comprometido del que tenía. A partir de ese momento, Fanon desgrana las idas y venidas de la percepción de esta prenda convertida en mucho más.

“Debemos volver aún a esta muchacha, apenas ayer descubierta, que avanza por la ciudad europea seguida de policías, paracaidistas y milicianos. Ya no se desliza junto a los muros como era su costumbre antes de la revolución. Obligada en cada momento a desvanecerse frente a la sociedad dominante, la argelina evitaba el centro de la acera que, en todos los países del mundo, pertenece por derecho propio a quienes mandan”.

Puede resultar sorprendente leer cómo, en un primer momento, el abandono del velo es, en muchos casos, una renuncia estratégica, pero a pesar de ello, el efecto que genera en las propias jóvenes argelinas.

“Se yerguen las espaldas de la argelina sin velo. Su andar es flexible y estudiado: ni demasiado deprisa, ni demasiado lento. Sus piernas están desnudas, sin la traba del manto, en plena libertad y al aire libre”.

“En la sociedad tradicional, la pubertad y el manto anuncian el cuerpo de la joven argelina. El manto cubre el cuerpo y lo somete, lo disciplina en el momento mismo en que vive su fase de mayor efervescencia. El velo protege, confiere seguridad, aísla. Es preciso haber escuchado la confesión de algunas argelinas o analizado el material onírico de ciertas mujeres recientemente despojadas del manto, para apreciar la importancia de este último en el cuerpo vivo de la mujer. Impresión de cuerpo desgarrado y lanzado a la deriva: los miembros parecen alargarse indefinidamente”.

Del relato y el análisis del pensador de la descolonización se desprende la necesidad de los matices, la importancia de las situaciones concretas y la relevancia de huir de dogmatismos.

“Unas veces en funciones y otras eliminado, el velo es instrumentaliza y transforma en técnica de camuflaje, en medio de lucha. El carácter de casi tabú del velo en la situación colonial casi desaparece durante la lucha de liberación. Incluso las argelinas no incorporadas activamente a la lucha adoptan la costumbre de abandonar el velo”.

La misma necesidad de aplicar la lupa, de no intentar encajar las realidades ajenas en nuestros propios esquemas, se nos presenta cuando Fanon nos explica como evoluciona el uso de los medios de comunicación por parte de la sociedad argelina durante la lucha de liberación.

“Así, encontramos que centenares de familias argelinas cuyo nivel de vida les permitiría la adquisición de un radioreceptor, no lo poseen. Sin embargo, no debe verse en esto una decisión racional y concreta para rechazar dicho instrumento”.

Más allá de las tecnologías, están las lecturas sociales del uso de esos medios de comunicación.

“En general, (la sociedad argelina) rechaza está técnica que afecta la estabilidad y los tipos tradicionales de la vida social; la razón es que los programas en Argelia, puesto que son calcados del modelo occidental, no se adaptan a la jerarquía patriarcal estricta, feudal, y a las múltiples prohibiciones morales de la familia argelinas”.

Fanon transmite, también, como las experiencias construyen los significados, incluso, los de los objetos.

“En la Argelia ocupada, el radioreceptor es una técnica del ocupante que, en el cuadro de la dominación colonial, no responde a ninguna necesidad vital del indígena. El aparato de radio, como símbolo de la presencia francesa, como sistema material incluido en la configuración colonial, está teñido de una valoración negativa extremadamente importante”.

“Pero en conjunto, es imposible afirmar que el contenido claramente racista o antiargelino de la radio explique la indiferencia y la resistencia del autóctono. La explicación de encuentra más bien en el hecho de que Radio Argel es vista por el argelino como si fuera el mundo colonial hablado”.

Sin embargo, en ese recorrido por la evolución que reclama la lucha anticolonial, la sociedad se va adaptando a las necesidades de cada momento y desarrolla, incluso, la capacidad de apropiarse de elementos que en otros momentos había rechazado. Siempre en la medida que sirvan a sus prioridades de liberación que han acabado marcando el paso de toda una sociedad.

“El instrumento técnico, el aparato de radio, pierde casi mágicamente – aunque hemos visto la progresión armónica y dialéctica de las nuevas necesidades nacionales- su carácter de objeto del enemigo. El radiorreceptor deja de formar parte del arsenal de opresión cultural del ocupante. Al convertirse la radio en un medio singular de resistencia frente a las presiones psicológicas y militares cada vez más grandes del ocupante, la sociedad argelina, por un movimiento autónomo interno, decide adueñarse de la nueva técnica e incorporarse así a los nuevos sistemas de comunicación puestos al día por la revolución”.

Uno de los elementos de análisis de la situación de transformación que toma Fanon es especialmente llamativo desde la perspectiva de la cultura como herramienta de sometimiento o de liberación, según el uso que se haga. Se trata de la utilización del idioma francés, que enmarca dentro de la evolución del papel de los medios de comunicación. Y la explicación de recorrido que sigue la apropiación de la lengua colonial, según la explicación del intelectual de la descolonización llama poderosamente la atención y hace una aportación interesante al debate sobre el carácter de las lenguas de las antiguas potencias colonizadoras en África.

“Expresarse en francés, comprender el francés, ya no se asimila a una traición o a una identificación empobrecedora con el ocupante. Utilizado por la Voz de Argelia Combatiente, que transmite emotivamente el mensaje de la revolución, el idioma francés se convierte también en un instrumento de liberación”.

Aunque su explicación se despliega, como se ha dicho, en otros ámbitos de la sociedad argelina, la reflexión final sobre los medios de comunicación y, en especial, de la radio sirve como ejemplo, tanto de las trayectorias, como de la proyección que Fanon hace sobre el futuro de la vida en Argelia, más allá de lucha de liberación.

“Integrada en esas condiciones a la vida de la nación, la radio tendrá, en la fase de construcción del país, una importancia excepcional. En Argelia, después de la guerra será imposible la inadecuación entre el pueblo y la voz que lo expresa. A la pedagogía revolucionaria de la lucha de liberación debe seguir normalmente una pedagogía revolucionaria de construcción de la nación. Es fácil ver entonces la utilización fecunda que puede hacerse de este instrumento que es el aparato de radio. Argelia ha vivido una experiencia privilegiada. Durante muchos años, la radio ha sido para muchos uno de los medios de oponerse a la ocupación y de creer en la liberación. La identificación de la voz de la revolución con la verdad fundamental de la nación ha abierto horizontes ilimitados”.

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Ciberactivista, periodista y amante de las letras africanas. Co-fundador de Wiriko. Licenciado en Periodismo (UN), postgraduado en Comunicación de los conflictos y de la paz (UAB) y Máster Euroafricano de Ciencias Sociales del Desarrollo: Culturas y Desarrollo en África (URV). Es coautor del ensayo Redes sociales para el cambio en África (IV Premio de Ensayo Casa África). Sus ámbitos de interés y de estudio son la comunicación, las TIC y la literatura. Responsable de las áreas de Comunicación y de Publicaciones y coordinador de la sección de Letras del Magacín.
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