James Barnor y la juventud de las independencias africanas

Considerado el primer fotoperiodista de Ghana y un adelantando a su época, James Barnor expone por primera vez a sus casi 91 años en España con un título muy sugerente para su edad: ‘Ever Young’, una muestra fotográfica que se expone en Casa África hasta el uno de mayo. Se trata de un conjunto de retratos, que aun siendo estáticos, son un viaje visual por África y su diáspora. Su intrahistoria es la de décadas que vivió entre Acra y Londres, donde terminó como limpiador en Heathrow hasta que los negativos de sus obras fueron descubiertos como un tesoro escondido.

Fotografía de James Barnor sacada en la exposición Ever Young de Casa África por Alicia Justo.

Unas enfermeras diplomadas del Hospital Universitario Korle Bu en la capital ghanesa, una reina del baile o un joven matrimonio con su testigo. Así son las primeras capturas de Barnor, que se inició en el mundo de la fotografía a los 18 años. Se trata de escenas íntimas envueltas en una naturalidad y una sencillez clarificadoras, retratos que salen del interior de un estudio y de las casas, para hacerse al aire libre. De hecho, no tuvo más remedio que realizar sus trabajos en la calle, puesto que la veranda de su casa se le quedó pequeña.

A la edad de 23, en los años previos a las descolonizaciones africanas, comenzó a trabajar como reportero para revistas importantes. Es el caso de la sudafricana Drum, una publicación antiapartheid que mostraba la vida social, cultural y política del continente. Fue por esa época que decidió abrir su propio estudio, que da nombre al proyecto itinerante de Autopraph, compuesto por sesenta y dos imágenes y comisariada por Renée Mussai, que ahora puede verse en Las Palmas de Gran Canaria. Pero en realidad, Ever Young hace referencia originalmente a un poema sobre una diosa nórdica cuyas manzanas tienen el poder de mantener a sus pretendientes siempre jóvenes.

Un desbordante mundo social y cultural, moda sesentera, estampados psicodélicos en la ropa y mucho color es lo que James Barnor se encontró en la efervescente Londres, a donde se marchó dos años después de la independencia de Ghana (en 1957, la primera del continente africano). Él deseaba trabajar el color. Y pese a que no se consideraba lo suficiente buen fotógrafo, su talento para el retrato quedó evidenciado en las capturas realizadas al presentador de la BBC Mike Eghan, a Mohamed Ali antes de un combate en Londres o a numerosas modelos negras, como Marie Hallowi o Erlin Ibreck.

Ginger Nyarku fotografiado por James Barnor en 1953. Imagen cortesía de Autograph

La directora de la exposición, Sandra Maunac, resalta que, con estas últimas imágenes, Barnor demuestra que por esta época no existía “solo una comunidad blanca de modelos, sino que también hay una comunidad negra presente”. El artista ghanés se convirtió, por tanto, en uno de los primeros en fotografiar a la diáspora de Londres, la capital de la antigua metrópoli, que comenzó a recibir una numerosa población africana por aquellos años. Su época en la ciudad, acompañado tanto de occidentales como de africanos, lo marcó: “Su obsesión era salirse de las etiquetas, de las categorías limitadoras de identificación de razas que le imposibilitan ser lo que él es, un ser cosmopolita”, destaca la directora.

Fotografías de una dependienta de una tienda en Acra y unos niños jugando con una pelota de la marca Agfa llevan hasta la tercera etapa de Barnor, que regresó a su ciudad natal pero con la pretensión de policromar todo lo que antes era en blanco y negro. Abrió el primer laboratorio a color de Ghana y continuó desarrollándose durante veinticinco años en los distintos géneros fotográficos, “siendo un maestro en todos ellos”, como señala Maunac.

 

Unos negativos guardados en cajas de una casa en Londres marcan la última etapa de James Barnor: la del reconocimiento. Un día, una comisaria de arte y conocida de la familia, llegó a su pequeño piso y descubrió el tesoro escondido. Ya Barnor había cumplido ochenta años y se había jubilado tras su empleo como limpiador en Heathrow. Había retornado años antes a la capital británica, pero su vida artística no replicó a su etapa anterior. Y aunque, como expresa Maunac, su obra ya estaba en multitud de revistas y publicaciones, es ahora cuando ha recibido “el reconocimiento que se merece”.

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Alicia Justo

Licenciada en periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Periodismo Internacional de la UNED y Agencia EFE. Defensora de la cultura y el arte como valores transformadores de la sociedad.