Bruja Akata, más fantasía de Okorafor para divertirse y transmitir valores
La revista Time ha publicado una lista de las 100 mejores novelas fantásticas de la literatura universal desde el siglo IX. Diez de esas obras son de autores africanos. Dos de ellas, de la escritora de origen nigeriano Nnedi Okorafor: la aplaudida Quien teme a la muerte y Bruja Akata. A pesar de la relativamente escasa publicación de novelas africanas, las dos han sido traducidas y publicadas en el estado español. La enorme Quien teme a la muerte, que ha despertado el interés de la industria global del entretenimiento, está disponible en castellano y catalán de la mano de Crononauta y Raig Verd, respectivamente. Y Nocturna ediciones ya hace tiempo que hizo una apuesta por Bruja Akata, a través de la traducción de Carla Bataller Estruch, la responsable de las traducciones al español de las obras de Okorafor, incluida la trilogía Binti.
Bruja Akata resulta una novela reconfortante. Por un lado, tiene todos los elementos de la narrativa que ha hecho que Okorafor la máxima representante de la literatura fantástica africana en todo el mundo. Y, sin embargo, renueva por completo el armazón argumental, la ambientación y el contexto en el que se desarrolla la historia. De manera que es bastante improbable que un o una lectora mínimamente avisado se vea decepcionado por este relato: los seguidores de Okorafor, encontrarán a la autora en estado puro; las neófitas del africanfuturism o africanjujuism que ha acuñado la novelista de origen nigeriano, encontrarán un soplo de aire fresco para la literatura fantástica, elementos nuevos que, a pesar del cambio de perspectiva que provocan, encajan perfectamente en lo que buscan los amantes del género; y quién busque discurso y contenido social, se dará de bruces con una fábula que abraza desde la integración y la riqueza de la diversidad, hasta la protección de la naturaleza. En este novela, Okorafor vuelve a hacer arriesgados malabarismos con una serie de ingredientes que podrían sobrecargar el plato y los convierte en una sinfonía perfectamente afinada.
En esta ocasión el escenario de la aventura no es un futuro distópico ni un lejano planeta. La historia se desarrolla en la Nigeria contemporánea, en el entorno de la ciudad de Aba, al sur del país, en el estado de Abia, en la zona petrolífera. Okorafor conforma un abigarrado grupo de adolescentes (con una cierta reminiscencia de Quien teme a la muerte) que tendrán como misión salvar el mundo de la destrucción total. En este caso, el viaje es precisamente el proceso de aprendizaje de ese grupo formado por jóvenes con habilidades místicas diversas y que se encuentran como alumnos de un mismo maestro, Anatov. La presentación con la que se encuentran cuando van a visitar a Kehinde uno de los eruditos compañero de su mentor es suficientemente representativa:
“- Me llamo Chichi – dijo alzando la voz -. Y estos son Sasha, Orlu y Sunny. Por favor, hable en inglés si puede. Uno de nosotros no sabe igbo.
– Ah, la princesa, el estadounidense, el disléxico y la albina – dijo el hombre en un perfecto inglés americano”.
Precisamente la protagonista es Sunny, la albina. Una joven nacida en Estados Unidos de padres nigerianos, que regresa al país africano con su familia y tiene que adaptarse a una realidad completamente nueva. El propio perfil de Sunny, reforzado por la figura de Sasha permite a Okorafor infiltrar la historia de algunos de los elementos que han caracterizado su narrativa, tanto la reflexión constante en torno a la identidad como la defensa de la diversidad. Ya en las primeras páginas la propia Sunny se encarga de presentarse a sí misma.
“¿Veis por qué confundo a la gente? Soy nigeriana de sangre, estadounidense de nacimiento y nigeriana de nuevo porque vivo aquí. Tengo rasgos de África occidental, como mi madre, pero mientras que en el resto de mi familia predomina el marrón oscuro, yo tengo el cabello rubio claro, la piel del color de la «leche agria» (o eso es lo que me dicen algunos idiotas) y los ojos castaños como si Dios se hubiera quedado sin el color adecuado. Soy albina”.
Lo que Sunny no dice en esa autopresentación es que además de albina es lo que se considera un “sujeto independiente”, es decir una persona con habilidades espirituales que no viene de una estirpe de personas leopardo sino que ha aparecido espontáneamente en una familia de “borregos”, como consideran las personas leopardos a las que no lo son. Tampoco es consciente Sunny de que precisamente se encuentra rodeada de personas leopardo de largo linaje, que llevan toda la vida preparándose para desarrollar todo su potencial místico. Estos acompañantes serán los que abrirán a Sunny las puertas de todo un mundo invisible, lleno de jujus (sortilegios), magos, mascaradas, monstruos y personajes de lo más variopinto. El grupo, junto al maestro Anatov y las lecturas del Compendio de hechos para sujetos independientes ayudarán a Sunny a entender lo que le está ocurriendo y a adentrarse en ese mundo invisible que se despliega ante sus ojos.
“A las personas leopardo se las conoce por muchos nombres en todo el mundo. El término «persona leopardo» se acuñó en África occidental, derivado del término efik «ekpe», «leopardo». Todas las personas con una habilidad mística auténtica son leopardos. Y a medida que la humanidad ha ido evolucionando, los leopardos también se han ido organizando por todo el planeta” (explica el Compendio de hechos para sujetos independientes).
El aprendizaje, sin embargo, no será plácido sino que se trata de un camino plagado de obstáculos que solo en grupo Sunny, Chichi, Orlu y Sasha podrán superar. Es comprensible teniendo en cuenta que ese proceso de crecimiento místico prepara a Sunny el resto para su misión salvadora.
“- Porque la vida no es así – respondió Anatov -. Cuando las cosas se ponen feas, nada se detiene hasta que tú acabes con ese mal… o hasta que mueres. – Hizo una pausa -. Es una lección importante para todos vosotros”.
Mientras sus lazos se van afianzando y se van preparando para salvar el mundo entre pruebas de valentía y de habilidad mística, ataques de mascaradas o criaturas magníficas, la presencia de insectos fantasmas de los que no se sabe si son amigos o enemigos hasta el momento crucial, el relato va apareciendo atravesado por temas diversos, que son las inquietudes sociales que Nnedi Okorafor introduce sistemáticamente en sus novelas. Aparece de nuevo, de manera metafórica, la protección del medio ambiente. Hay referencias constantes a la lucha por la igualdad y los derechos de las mujeres, con una heroína inusual e involuntaria pero poderosa. La narración está plagada de cantos a la diversidad y de exigencias de respeto a la diferencia. Pero también hay claras alusiones a la violencia y la delincuencia, así como a la corrupción y el mal gobierno.
Otra vez, la escritora más popular de la literatura fantástica africana viste de relato especulativo una fábula repleta de contenido, de mensajes de transformación y de pilares de justicia y de convivencia, bebiendo además de la tradición de las sociedades nigerianas en las que hunde sus raíces. Si en algún momento hay una duda en torno a lo que Nnedi Okorafor ha calificado como africanfuturism o africanjujuism, Bruja Akata es el resumen de lo que significa y de lo que puede llegar a aportar esta corriente cultural.
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