«La afrosíntesis puede cambiar tu vida»

Barcelona es una ciudad con un pulso cultural insaciable y sin África, hoy, ya no se entendería gran parte de lo que sucede en esta ciudad mediterránea. Según datos del Ayuntamiento, la capital catalana alberga a varios miles de personas procedentes del continente africano. Con raíces en Senegal, Nigeria, Ghana, Guinea Ecuatorial o Camerún, las culturas africanas se vienen mezclando en el tejido asociativo de la ciudad desde hace décadas, haciendo mella en las iniciativas culturales de todo tipo que van emergiendo año tras año. Prueba y muestra de ello es el Festival Alter Africa, un evento que rinde tributo al pulso sonoro de esa diáspora establecida en la capital catalana y que este año se celebra la noche del viernes 6 de diciembre en la Sala La Nau.

El principal motor detrás del Festival Alter Africa es Javi Zarco, un sempiterno emprendedor del sector musical barcelonés y una persona con un empeño infatigable a la hora de visibilizar a los artistas africanos que van emergiendo en la ciudad. En 2013, Zarco —que se autodefine como anarco-manchego, y por lo general, cachondo-excéptico y a veces erótico-festivo— fundó el sello Slow Walk Music, una editorial musical, agencia de representación y contratación de artistas africanos afincados en Barcelona. Pero eso no es más que uno de los hitos de este veterano activista de las culturas. En motivo de la 2ª edición de Alterafrica ha hecho un brutal ejercicio de generosidad y ha querido compartir con Wiriko toda una biografía dedicada a la música, a África y a las músicas africanas… sin la cuál, la música africana hecha en Catalunya sería otra, seguramente, más pobre de lo que es hoy.

Gemma Solés: ¿Qué papel tiene ‘Alterafrica’ en la construcción de otra imagen de África en Catalunya? ¿Con qué intención creíste que hacía falta impulsar un festival como este?
Javi Zarco: ALTER AFRICA es el escaparte, modo festival, para dar visibilidad a la escena local, con algún invitado foráneo.  Nos ha quedado una noche senegalesa, pero no estaba pensado así, en un momento, barajando posibilidades, vimos la oportunidad de dar luz a estos artistas, de agradecer un poquito a este país que tanto nos da. En lo personal, me hace especial ilusión, pero es una realidad que Senegal es un gran potencial en lo musical. Es sólo una muestra de lo que hay. No todos son artistas de Slow Walk Music.

Nayaband Jean, uno de los cabezas de cartel de la 2ª edición del Festival Alter Africa de Barcelona, promovido por Javi Zarco y Slow Walk Music.

G.S: ¿Cómo llegas a África, o África llega a tí?
J.Z: A finales de los 80 vine a vivir a Barcelona. al poco estaba compartiendo mi casa con un senegalés y así entré en contacto con la comunidad que entonces vivía en la ciudad. Era una pequeña comunidad, una tienda, una discoteca…. al poco me lié con una senegalesa, amiga de mi amigo… Era una bailarina que había salido hacía 15 años de Dakar con un compañía de bailes africanos, después de actuar en muchos hoteles y casinos de España y Marruecos. la compañía se deshizo en el casino de Lloret de Mar y ella estaba recién instalada en Barcelona. En ese momento sólo había un grupo de música senegalesa en Barcelona, los Cae Ma Deila, pero ella prefería dejar descansar sus pies y optó por la peluquería africana que hacía en casa. Una casa de tres senegalesas donde también daban comida todos los días.
Era como un consulado, no sólo de Senegal, sino africano, o de la ONU…. el lío fue a más y nos convertimos en pareja, tuvimos una hija en el 92, que nació allí, atendida por varias mamas que se ocupaban de ella cada día. Por las manos de Diara, que así se llamaba, pasaban todo tipo de cabezas, ilustres como Ángels Gunayalons, La Maña, otra vedette del Molino —que era la novia del feo de Los Hermanos Calatrava— o Lucrecia. Cantantes y actrices, pero también muchas africanas, prostitutas y travestís que querían extensiones, así como los primeros rastas de la «city».
Enseguida montamos una pequeña peluquería en el Born, que sería el embrión del Club Mestizo. Una asociación cultural nacida en el 95 de una necesidad vital: el encuentro con personas similares a nosotros. En el colegio de mi hija, en Vía Laietana, no había niños de otros países, ni otras «razas»…. así que, nos pusimos manos a la obra. El objetivo era tener un lugar de encuentro, un sitio dónde poder escuchar nuestra música, fumar nuestros petas y no molestar a nadie. Pero había otros objetivos importantes: juntar a niños los domingos, hacer talleres de música y baile… y profesionalizar a algunos africanos. El Club estaba en la calle de La Mercà, junto a correos de Vía Laietana, y lo montamos 4: Diara, que tenía su peluquería; Djibril, actor, bailarín y faquir que daba clases de baile; y Max Thiam, que hacía «ataya» (el té a la senegalesa), y se ocupaba de la tienda con artículos africanos que nos traían los amigos que viajaban a África y que luego montaría el Thiossane.
Allí empezamos a hacer cursos, talleres y fiestas ocasionales que acabaron siendo fijas todos los fines de semana. Además de africanos, en poco tiempo teníamos acoplados a más gente negra de distintos orígenes, americanos y europeos, gente de otras razas… Los fines de semana había conciertos, jamms, djs, comida y bebida africana y eso se nos quedó pequeño, no había nada igual en la ciudad. Buscamos espacios alternativos más grandes. Hicimos un primer aniversario en la sala Apolo y nos instalamos como residentes en la recién abierta sala Bikini, donde una vez al mes organizábamos Afro juergas, Latin juergas…. en las que podías encontrar todo tipo de disciplina artísticas  además de la música.
Yo estaba aún trabajando en teatro, en la compañía Sarruga, de manera estable. Como era una compañía de calle, a la que podía me llevaba a mis cuñaos a tocar y metía gente de teatro en nuestras fiestas. Por el club pasaba todo tipo de gente, si bien en su mayoría eran africanos, también pasaban las chicas Almodovar, La Fura dels Baus, mucha gente de teatro, Manu Chao y unos jóvenes Dusminguets, Ojos de brujo y Macacos que se fueron incorporando al club de manera casual.
En el 98 nos cambiamos al un espacio mayor en el Born, donde monté la oficina profesional dedicada a la música, entonces llamaron de las discográficas para preguntarnos si éramos los managers de Dusminguet, Wagnewr Pâ, Sargento García, Macaco, etc, y yo fui concentrando mi trabajo en esos artistas, que supusieron un boom para la música española del momento  y también a nivel internacional.
Disulpad… Me cuesta hablar de mi sin nombrar a los demás…
¡Yo no sería nada sin los demás! 
G. S: En la web de Slow Walk decís que la discográfica «trabaja la afrosíntesis en Barcelona». ¿Qué entendéis por «afrosíntesis»? ¿Por qué hay que trabajarla?
J.Z: La fotosíntesis es la base de la vida en la tierra, nosotros tomamos África como base de nuestra vida, más en lo profesional, pero en mi caso, como podrás entender es mi día a día en lo personal. Artistas africanos que viven en Barcelona bajo el influjo africano, dan vida a sus proyectos con la luz de esta ciudad. La afrosíntesis puede cambiar tu vida.
G.S: ¿Cómo ha cambiado la escena musical africana y afrodescendiente en Barcelona en las últimas décadas? ¿Crees que Slow Walk ha contribuido a ello?
J.Z: Sí, ha cambiado mucho, por suerte para nosotros y para la comunidad negra. Cuando empezamos en el año 95, sólo había 3 bandas en Barcelona, Cae Ma Deila, Mango Bongo y Luis Mbomío. En Club Mestizo se formaron otras tantas como Kaira, Kienfo, Kendo o Nino Galissa… y ahora hay más de 50 proyectos que podrían subirse mañana mismo a un escenario, Músicos, dj o bailarinas con música. No todos viven de la música, pero podrían ser buenos profesionales, si se dieran las condiciones, claro.
G.S: En su segunda edición, Alterafrica tiene como ejes propuestas de origen senegalés, aunque también habrá invitado de Canarias… Siendo Senegal uno de los mayores países de origen de los migrantes africanos de Barcelona, ¿hasta qué punto crees que es representativo de lo que se está cociendo en la capital catalana?
J.Z: Sí, es representativo, pero no están todos…
G.S: ¿Qué diferencias encuentras o crees que hay entre la escena musical africana de Barcelona o de otras ciudades españolas como Madrid o Bilbao?
J.Z: No puedo hablarte de otras ciudades, por que no vivo ni las controlo igual, claro. Recibimos muchas propuestas de otras ciudades de España, de Europa y de África, pero no podemos asumir más trabajo del que hacemos, no todos lo proyectos funcionan igual, por diversos motivos, y no todo el tiempo invertido da dinero, así que vamos despacito. En teoría, debería haber más proyectos en Madrid, por una cuestión demográfica, pero no sé decirte. Si sé que acaban de montar un sello de música africana en Ibiza, por ejemplo: Dakarai Records.
G.S: Observando un plano más amplio, la diáspora africana en Europa está ya muy consolidada con festivales que funcionan muy bien en Francia, Inglaterra, Países Bajos, Alemania y la vecina Portugal… ¿Estamos muy lejos de consolidarla aquí? ¿En qué punto estamos?
J.Z: Podríamos decir que esos países están en otra liga, bien por su economía o por su pasado colonial con África. Aquí hay lo que hay, y ni tan mal…. En Barcelona hablamos de una escena, itinerante, inestable…. no hay lugares donde ir, ver y escuchar de manera regular y estable… así que son clubs ocasionales como N’zinga, o acciones puntuales. Los encuentros de Black Barcelona, sesiones de Jokkoo, y, cómo no, las mil y una ongs con su rollito misionero…. Vaya, que seguimos en el underground, por el momento…
¿Qué relación tiene Slow Walk Music con colectivos africanos de la ciudad como el Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes y otras agrupaciones organizadas por/para africanos?
G.S: Pues ocasionalmente hemos compartido alguna acción y actos puntuales en los que necesitan música… Slow Walk Music trabaja de manera profesional, todo lo demás es personal, de los artistas y/o nuestro. Yo personalmente soy anarco-manchego, por lo general me levanto cachondo-excéptico, que es mi estado natural, pero puedo tener un día más antisocial o erótico-festivo, así que depende del día que tenga, pues así veo las cosas. Hoy estoy faltón, no me apetece estar de buen rollito para todo y no  me creo a nadie que me venga con sus buenas intenciones, estoy profesional y punto. Aunque, tengo un defecto, o una necesidad: acabo juntándome con gente, colaborando y trabajando de manera colectiva… contradicciones, supongo, propias de la naturaleza humana.
G.S: ¿Qué proyectos tiene Slow Walk para 2020?
J.Z: Estamos de lleno con el nuevo disco de Nakany Kanté, que saldrá en mayo en colaboración con Kasba Music. Hay nuevos discos y grupos que daremos a conocer en breve. Trabajamos una linea más electrónica de Alma Afrobeat Ensemble, que además prepara una propuesta conjunta con Sia Tolno. Hemos colaborado con los colectivos No Callarem y Artists At Risk con la rapera y activista LGTBIQ de Kenya, Grammo Suspect, a la que esperamos tener de vuelta en Europa en primavera, después de su residencia artística en el Konvent de Berga. Y seguimos trabajando para consolidar la carrera de Nayaband, Afrikemet, Ngomez Nokass y su nuevo proyecto de electro-sabar Future Guewel.  Además de Sia Tolno y Grammo, tenemos proyectos con otros artistas internacionales como Dissidenten o Gato Preto para traerlos a España. 
Además tengo un trato, personal, con Las Bajas Pasiones, una banda de electrorapqueer, que editarán disco en febrero, y me ocupo del booking y el management, para desintoxicarme un poco… 
Javi Zarco es miembro fundador de la asociación cultural «Club Mestizo» en 1995, junto a otros 3 africanos (Diara, Max y Djibril), el espacio ayudó a impulsar a bandas de música africana como Kaira, Kiemfo, Kendo, Nino Galissa, Fanta o Djby Cissokho, y Djs, asociaciones o bares como el Thiossane. Zarco a trabajado con infinidad de proyectos como el Ballet Nacional de Costa de Marfil, Mad Professor o Daara J, así como con bandas locales como Dusminguet, Macaco u Ojos de Brujo. Ha editado a artistas de la talla de Muchachito Bombo Infierno y llevado a artistas a los mismísimos Grammy Latinos con artistas de flamenco y rumba catalana como Peret, La Troba Kung-Fu o Raimundo Amador. También es miembro fundador de la asociación Afrobeatproject, junto a Dj Floro (de Sonideros, Radio3) y Sagrario Luna, autora de la primera biografía en castellano de Fela Kuti.
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Investiga y escribe sobre ciudades africanas, derechos humanos y música. Le mueve la creatividad con la que construye futuro la juventud africana en contextos urbanos, especialmente en África del Este. Sus campos de trabajo son el periodismo escrito y radiofónico, la investigación o la gestión cultural. Cofundadora de Wiriko y coordinadora de Seres Urbanos (EL PAÍS), actúa como consultora independiente para entidades del tercer sector y actualmente, es Técnica de Cooperación Internacional en el Ayuntamiento de Girona. Licenciada en Filosofía (UB), posgraduada en Estudios Africanos y Desarrollo (UPF) y máster en Culturas y Desarrollo en África Subsahariana (URV).
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  1. […] Brahim, Jurandir Santana, Nan Mercader. La concepción del proyecto surge de Javi Zarco, creador de Slow Walk Music, con una larga trayectoria de trabajo con artistas de […]

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